El único torero al que se puede definir con una escultura concreta en la que ni siquiera está él presente. Solo el toro levantando la mano izquierda, a punto de rodar, con la sangre en la boca y un girón de la camisa torera en el pitón derecho: “La estocada de la tarde» de Mariano Benlluire. Falta el protagonista, el que hundió la espada en todo lo alto y por poco se deja en el pitón, además del retazo de la rizada pechera, esa su vida ofrecida siempre con generosidad.

Rafael González Madrid “Machaquito» en los carteles, nació en Córdoba el 2 de enero de 1880, en el callejón de Adarve (del barrio torero del Campo de la Merced). Su ocupación, desde muy corta edad fue la de jifero (matarife) en el Matadero Viejo, junto a la Torre de la Malmuerta, a la que le facilitaría su acercamiento al mundo taurino.


Tras un duro aprendizaje en capeas, tientas y novilladas, en septiembre de 1895 estoquea por primera vez una res brava, en el municipio cordobés de Palma del Río, siendo jefe de filas el novillero Antonio Haro.

En el año 1898 el antiguo banderillero cordobés “Caniqui » organiza una cuadrilla juvenil en la que “Machaquito “ y “ Lagartijo Chico» figuran como espadas, dirigiendo la misma el también torero de la tierra Rafael Sánchez “Bebé».

En el mismo año, el día 10 de abril “Machaquito» hace su presentación en Córdoba obteniendo un gran éxito. Las buenas sensaciones de aquella actuación aumentan y hace que firme un contrato para torear en Madrid el 8 de septiembre. La prensa destaca sobremanera su gran actuación e incluso el corresponsal de Sol y Sombra declara que el torero de Córdoba será muy pronto, uno de los que traerán de cabeza a muchos toreros de tronío.

Impecablemente vestido con un traje verde y oro Rafael González “Machaquito» se hace matador de alternativa en la plaza madrileña de la Carretera de Aragón de manos del diestro sevillano Emilio Torres “Bombita», el día 16 de septiembre del año 1900. El toro de su doctorado se llamó “Costillares” de la ganadería de Veragua. Dos años después, el 29 de agosto, tuvo lugar un suceso en el pueblo cordobés de Hinojosa del Duque por el que Rafael González “Machaquito» se hace acreedor a la Cruz de Beneficencia, al salvar de un seguro percance a una multitud de personas que habían caído al ruedo tras el derrumbe de un tendido de la plaza.

Ante el temor de que algo más grave ocurriese, el diligente diestro de Córdoba se llevó al toro a punta de capote para acto seguido, de un certero espadazo hacerle rodar sin puntilla. El animal se llamaba “Perdigón» y llevaba el hierro de la vacada de los Hermanos Lozano de Priego.

En ferias del 1903 está en Lorca, sentado en un palco del teatro. Tiene 23 años cumplidos. Una gentil muchacha, de ojos de mora y labios de clavel lo ha mirado curiosa… Y en Córdoba, en Sevilla, en Madrid, a donde quiera que va, los ojos de aquella dama le persiguen. Al año siguiente por ferias, torea en Cartagena.

 

La noche de la primera corrida, sus amigos Santamaría y Rafael Barrionuevo van por él al hotel y se lo llevan a la “kermesse». En uno de los kioscos, rodeando su cuerpo de sultana un pañolón de flecos, está la hermosa mujer que vio en Lorca, en aquél palco. Es la misma, no se le ha despintado. Ella va al encuentro. Sonríe. En la mano como un cetro de emperatriz lleva una copa de champang. Gusta del vino y se le entran por el alma las burbujas.

A su vuelta al hotel le dice al mozo de espadas que había visto a la joven de Lorca, y que había hablado con ella. “Es hija de un ingeniero inglés muy famoso. Se llama Ángeles Clementson y vive en Los Molinos (Cartagena).


Rafael está “chalao» por Ángeles; tiene casas, cortijos y rentas en el Banco; lleva un nombre que suena a algo glorioso…!Ea! a pedirla…

La boda se celebra el día 4 de noviembre de 1906 en Cartagena, en la “Villa Potosí», en Los Molinos, residencia de los padres de la novia, en la que se “instaló la capilla. Numerosos invitados desde don Benito Pérez Galdós a Rafael Guerra “Guerrita» que fue quién faltó. A última hora mandó un telegrama en el que decía: “Siento no ir a acompañarte en el casamiento, temiéndole al frío”. “Machaquito “ lamentó su ausencia.

Ángeles Clementson Palma, nieta de un general inglés, recibió del novio un estuche con una cruz de rubíes, brillantes, perlas y esmeraldas, un broche de brillantes y esmeraldas, un “sprit” de brillantes , perlas y esmeraldas, dos sortijas lanzaderas, dos solitarios y un imperdible de brillantes. La abuela de la desposada, viuda del general Clementson, le regaló un traje bordado en oro.

Los miembros de la cuadrilla del novio, Zurito, Gordo, Chatín, Mojino, Camará y Patatero le regalaron a la novia unos pendientes de brillantes. Además recibió muchos regalos de los periodistas invitados y también del diputado Rodrigo Soriano que llegó a Cartagena con un gran jarrón de plata y una tarjeta con esta dedicatoria: “Salud al gran “Machaquito», cuyo estoque envidio en las Cortes”.

Fernando Gillis “Claridades», en su libro “El torero de la emoción», publicado en el 1912 por Renacimiento, cuenta con un lenguaje florido y engolado la vida y milagros de un cordobés cabal al que se le achacaba la contundente proclama de sus convicciones con la frase: “Los dineros y la leche pa’ casa».

Durante la primera década del siglo XX el de Córdoba compite con Ricardo Torres “Bombita” hasta que aparecen dos nuevos toreros: Vicente Pastor (el Chico de la Blusa) y Rafael “El Gallo» (el Divino Calvo), que hicieron que la fama de “Machaquito» fuera*, poco a poco, menguando.

En la Villa y Corte el 16 de septiembre de 1913 le cede los trastes de matar al sevillano Juan Belmonte (El Pasmo de Triana).

Un mes escaso después “Machaquito” torea su última corrida. Fue el 13 de octubre de 1913 en Madrid con el toro Barbero.

Y dos días más tarde don Rafael González Madrid decide por sorpresa, cortarse la coleta. El encargado de hacerlo es su íntimo amigo Clemente Peláez ante la mirada de la esposa del diestro, Ángeles Clementson y sus dos hijas.

La escena tuvo lugar en la habitación 184 del hotel Palace de Madrid. De esta forma tan inesperada y silenciosa concluyó la carrera taurina de “Machaquito». Un camino que estuvo marcado por la honradez, la vergüenza torera y como no, por su contundencia en el manejo del estoque.

Rafael González Madrid “MACHAQUITO», es con todo honor III Califa del toreo cordobés, muy a pesar de algunos paisanos suyos que le siguen negando ese título quizá, por no haber mandado en el toreo como sus antecesores “Lagartijo” y “Guerrita”, sin tener en cuenta que “MACHAQUITO” cumplía sobrada y brillantemente con la principal exigencia a un torero, que ante todo sea MATADOR de toros.


En su historial taurino se cuenta, que lidió 754 corridas, despachó 1856 toros y tuvo 17 percances, algunos de los cuales, revistieron caracteres de gravedad, como los sufridos en Palma de Mallorca el 4 de julio de 1909 y en Madrid el 26 de octubre de 1911.

Al cabo de los años, cuando en enero de 1948 “Machaquito” tuvo que sufrir una operación quirúrgica, demostró que seguía siendo el mismo que a principios del siglo XX asombro de los aficionados. “A mi huerto San Rafael me iré con mi esposa, con mis hijos, con mis nietos y con los buenos amigos que quieran ir a verme”.

En consecuencia, cuando “Machaquito», III Califa del toreo, murió en 1955 dejó treinta y cinco descendientes entre hijos, hijos políticos y nietos y una aseada fortuna.

 

Antonio Rodríguez Salido.– 

Compositor y letrista.- 

 Escalera del Éxito 176.-