“Los Monosabios “ o héroes anónimos son un personaje de la fiesta brava de suma importancia. Son los mozos de ayuda, haya donde los necesiten están dispuestos a entregar sus manos, ellos también sueñan en torero.

A mediados del S. XIX se fijó una vestimenta totalmente diferente al resto de personal y aún hoy en la mayoría de los ruedos sigue vigente. El atuendo que visten, consiste en una blusa floja y cerrada de color rojo o azul, pantalón oscuro y una gorrilla del mismo color que la blusa. Es el único personaje de la plaza autorizado a pisar el ruedo durante la lidia, además de los toreros.

Las principales actividades que desempeñan dentro de la plaza son las siguientes:

Peones de estribo, socorren al picador en la plaza de toros durante la lidia. Ayudan a montarse, sujetan el caballo en la suerte de varas, para imposibilitar que sea derribado, socorren al picador si lo necesita.

Areneros, que son los encargados de mantener, tras el arrastre de cada res, el piso del ruedo en óptimas condiciones de uso y presentación, lo que permite al lidiador encontrarse cómodo y alejarse de los riesgos que implica un ruedo lleno de baches, liso, o en eventos de lluvia, encharcado y al público no sólo disfrutar de la belleza intrínseca que posee un albero, sino el poder, a todo momento, diferenciar con exactitud los tercios del mismo.

Mozos de caballos o mulilleros, que son los encargados de manejar las mulillas de arrastre, verdaderos profesionales en estas artes y en cuyas manos está el retirar de manera rápida y expedita los despojos mortales del toro o, cuando la presidencia lo ordena, dar de manera lenta y cadenciosa la vuelta al ruedo al ejemplar que se hizo merecedor a ella.

El Origen del nombre

El nombre de monosabio procede de un espectáculo circense que tuvo lugar en Madrid hacia 1847 y en el que una cuadrilla de monos amaestrados realizaba una serie de habilidades con el nombre artístico de los «monos sabios». Estos simios vestían unos blusones de color encarnado y al público madrileño le dio por compararlos con los uniformes que vestían los mozos de caballos, llamados hasta entonces con el nombre genérico de chulos. El nombre tuvo fortuna y los «monos sabios» acabaron lexicalizándose en una sola palabra –monosabios– incorporada desde entonces al léxico taurino y admitida posteriormente en el DRAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua española).