Los repetidos fallos con el rejón de muerte impidieron a José Luis Rodríguez redondear una tarde triunfal ya que sus faenas, elegantes y templadas calaron hondo en el público. De menos a más el joven torero que estuvo muy bien en banderillas ante el bravo primero, al que pudo cortar oreja de no fallar con el acero. Con el cuarto, que brindó al matador Antonio Barrera, Rodríguez estuvo centrado y serio, destacando unos emocionantes quiebros, citando de frente y clavando arriba a pesar de las dificultades del astado. Destacó montando a “Triana” y “Nilo” y a pesar de estar mal con el rejón final obtuvo una oreja que premió el conjunto de su actuación.

Leonardo Benítez lanceó bien a la verónica al difícil primero, luciéndose en un buen quite por chicuelinas. Banderilleó con facultades y acierto, destacando un comprometido tercer par por dentro. Firme y dispuesto, Benítez se dobló con poder y llevó a cabo una labor honesta, tesonera y valiente con un astado de corto viaje y que se quedaba en los tobillos. Tras un pinchazo y entera el público pidió tibiamente un trofeo que no fue concedido.

Salió a por todas ante el quinto al que banderilleó de nuevo con emoción y riesgo. Comenzó el trasteo por bajo y dibujó de entrada un soberbio trincherazo que fue prólogo a unas poderosas y encajadas series de derechazos largos y templados. Se sintió Leonardo en hondos pases abriendo el compás y abarcando las embestidas. Sufrió una voltereta de la que salió con más raza y remató su emocionante labor con una estocada aguantando que fue el pasaporte para que le otorgaran el par de orejas que paseó en triunfal vuelta al ruedo.

Morante de la Puebla  no se confió ante el chico y deslucido tercero en el que dejó un natural para el recuerdo, pero sólo fue un fogonazo. No se dio coba el sevillano, abreviando con la muleta y pegando un petardo con la espada. Arrancado salió a recibir al sexto al que cuajó dos verónicas de ensueño. Pero eso era sólo el anuncio de lo que iba a suceder, pues el genio se inspiró y bordó una faena soberbia, rota y sublime. Detuvo el tiempo Morante en suaves, lentos y deletreados pases en los que se fundió con el noble y suave toro colombiano. Ritmo, hondura, magia y misterio se dieron la mano en la cristalina faena de José Antonio que encajado y metido en su obra fue capaz de enamorar a unos espectadores que por un momento estuvieron distraídos por unas peleas en los tendidos. Tras pinchazo y estocada  cortó dos orejas. Salió triunfalmente a hombros junto a su compañero Leonardo Benítez. Ambos reventaron la feria.

FICHA DE LA CORRIDA

Plaza de toros de Mérida

Sábado 21 de febrero.

Tercera corrida de la feria del Sol

Toros de Ernesto Gutiérrez, desiguales de presentación y juego. Bravos y encastados primero y quinto. Noble y suave el sexto. Complicados segundo y cuarto. Chico y deslucido el tercero.

Pesos: 469 (rej.), 482, 425, 451 (rej.), 452 y 451 kilos.

Rejoneador José Luis Rodríguez: Palmas y oreja.

Leonardo Benítez, de fucsia y oro: Palmas tras leve petición y dos orejas.

Morante de la Puebla, de verde oliva y azabache: Bronca tras aviso y dos orejas.

Destacó en la brega Fabián Ramírez.

Más de tres cuartos de entrada en tarde fría y nublada.

Lamentable comportamiento de espectadores en el tendido general de sombra que degeneraron en violentas peleas.

Leonardo Benítez y Morante de la Puebla salieron en hombros por la puerta grande.

 

 

   vitico.jpg  Crónica de Víctor Ramírez “Vitico”