Ganadería: Nazario Ibáñez

Alejandro Rodríguez Alberto Revesado Rubén Pinar

Crónica: José Julio García

Vean la Fotogalería del festejo pinchando en la cámara de fotos

Foto Galería: Daniel Daudet

En la tarde fría y venturosa del domingo día 12 de abril, se corrieron novillo de la divisa de don Nazario Ibáñez Azorín, encaste Carlos Núñez, que pastan en la finca “Las Morillas” de la localidad murciana de Yecla. Encierro con desigual juego, mansos, abantos primero, segundo, quinto y sexto. El tercero fue un novillo ideal en cuanto a embestida y el cuarto también tuvo buen son.

El triunfador fue Rubén Pinar, de Tobarra (Albacete), quien ya había dejado buen recuerdo en este mismo ruedo, en las novilladas nocturnas del verano pasado. Apunta un estilo de clase y firmeza torera, con buen juego de capote y muleta, colocación, mando, hondura y arte.

Estos conceptos ya los dejó ver en el quite que remitió con el capote a la espalda al segundo de la tarde. La gran faena de muleta sobre ambas manos al tercer novillo que exigiría toreo de cátedra, estuvo lleno de ligazón y hondura. La remató de media desprendida y descabello. Hubo insistente petición de oreja y dio vuelta al ruedo. El sexto abanto, peló en varas con violencia, se dobló con la muleta en mano como corresponde a los buenos lidiadores y lo metió en razón. Cuajó un conjunto de pases con profundidad y torería que abrochó con una gran estocada y fue premiado con oreja. Anunciado en la Feria de San Isidro ya se le espera con expectación, y se puede decir que Albacete tiene una nueva figura del toreo.

Encabezaba la terna el valenciano Alejandro Rodríguez que en primer lugar se encontró con un manso que le salió suelto en varas, con buen criterio lidiador sometió al novillo a unos eficaces doblones para que tomase la muleta. Porfió con insistencia para lograr pases por una y otro lado de buen trazado. Tras una estocada recetada con el brazo suelto sonó un aviso, dos intentos de descabello con el toro tapado, sonó el segundo aviso y el astado se tumbó por voluntad propia. El cuarto iba bien al engaño y cumplió en varas. La voluntad que derrochó el diestro no fue suficiente. Citó fuera de cacho y cortó el pase, volvió a entrar a matar con el brazo suelto, cobró un pinchazo, sonó un aviso y repitió de la misma guisa dejando una estocada.

El segundo espada de la terna, el salmantino, de Vitigudino, Alberto Revesado tuvo en el primero de su lote, un novillo manso y topón que empujó en varas. La faena muletera con buenas hechuras no alcanzó el relieve que se suponía. La remató de una estocada atravesada y otra arriba.

El quinto manso y distraído no ofrecía ocasiones para revalidar lo que hizo suponer el torero que llevaba dentro, pese a su porfía, y se lo quitó de delante de una estocada.

En espera de poder presenciar una tarde de toros con sol y moscas. Hasta la próxima