Afortunadamente hoy funcionan muchas Escuelas Taurinas, lo que permite a los chavales que empiezan aprender la técnica del Toreo y torear, por lo menos hasta que debutan con caballos.

 

Sin embargo conozco muchos aficionados, incluso destacados profesionales (ayer mismo estuve hablando con uno) que se manifiestan en contra de las Escuelas, acusándoles de que hoy todos los toreros son iguales, que parecen hechos en serie, pues en la Escuelas, según dicen, les anulan su personalidad.

 

Creo que esos argumentos están muy lejos de la realidad. Podemos ver toreros que han pasado por la misma Escuela y no se parecen absolutamente en nada. ¿En que se parecen Joselito, El Fundi, Matías Tejela y Cesar Jiménez?.Todos pasaron por la Escuela de Madrid.

 

En la Escuela aprenden la Técnica, por lo que cuando cualquier chaval empieza a torear el novillo no le coge tanto como ocurría en otros tiempos; en realidad en lo único que se parecen unos a otros es en que conocen la Técnica. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que hoy día un chico que va a debutar con caballos tiene más técnica, más conocimientos, o por lo menos igual, que en los años cuarenta, cincuenta, sesenta, cuando tomaban la alternativa. Los de hoy la aprenden en las Escuelas y los de antes a fuerza de volteretas y golpes. Por tanto pensar que las Escuelas Taurinas son contraproducentes para la Fiesta es un gran error.

 

En la vida las cosas se aprenden haciéndolas, pero si alguien te enseña los primeros pasos, la técnica, se aprenderán mejor y más rápidamente. El Toreo no es diferente, en este aspecto, a otras actividades. Todos sabemos que hay academias de canto, baile; las Universidades tienen Escuelas o Facultades de Bellas Artes, donde los alumnos aprenden a pintar, esculpir, diseño, etc., y ello no anula su personalidad, el que realmente tenga talento posteriormente lo desarrollará y será un artista. Por otra parte, en las Escuelas Taurinas, y puedo dar fe de ello porque lo he visto, no solo se les enseña a torear, sino también a ir por la vida con educación y respeto hacia los demás, aspecto este del que hay bastante carencia en nuestra sociedad.

 

Yo digo, pues, MUY BIEN por las Escuelas Taurinas, a las que las autoridades pertinentes les deberían prestar más atención porque algunas, en estos últimos años de crisis, lo están pasando muy mal, hasta el punto de que si se mantienen es gracias a la afición y altruismo de los profesores, que suelen ser matadores de toros.