Otra vez más la afición cordobesa fue solidaria con una causa en pos del necesitado. Esta vez incluso con los elementos climatológicos en contra, el aforro de los Califas se cubrió en las de tres cuartas partes. De seguro si el día hubiese sido acorde a esta recién estrenada primavera se hubiera colgado el cartel de no hay billetes como en otras ediciones. Pero aún así, la fiesta otrora llamada nacional, se ha impuesto por encima de los elementos. Es la grandeza de la tauromaquia. Ella sola siempre está por lo alto, incluso de la propia naturaleza.

Cumplido el primer objetivo, que no era otro que engrosar las arcas de la delegación cordobesa de la Asociación Española Contra el Cancel, desde el punto de vista taurino tuvo la tarde muchas cosas notables. Lo peor quizá la muy justa de presentación la novillada que llegó desde las praderas de ‘Los Alburejos’. Córdoba es plaza de primera, y el ganado que debe de saltar a su ruedo debe de ser acorde con su categoría.

Abría plaza Ortega Cano. Desgraciadamente el público no lo ve como lo que fue. Lo ven como un personaje del ‘colorín’. Se le jalea lo ínfimo, lo insignificante, lo vulgar. Pocos se acuerdan de su glorioso pasado. Él parece que pretende huir de esa imagen. Tremendamente delgado, ha estado en Córdoba entregado. Incluso se permitió el lujo de gustarse y gustar. Sobre todo en una corta tanda a pies juntos en el epílogo de la faena. Correcto y honrado.

El caso de Enrique Ponce es digno de elogio. El valenciano volvió a mostrar su magisterio cada vez con más solera. Se inventó una estética y bella ante un animal que tenía poco, muy poco, pero que lo poco que tenía se lo sacó un Enrique Ponce que aún tiene cuerda para rato. Incomprensiblemente se le negó una segunda oreja que tenía merecida, pero da igual. La lección de tauromaquia quedó en la retina de los que quisieron verla.

No se dio coba ‘El Cid’. Arrollado al parar con el capote en su oponente, no quiso poner la carne en el asador. Pasó de puntillas una vez más por Córdoba.

Reconocimiento y aplauso para Reyes Mendoza. Estuvo importante el torero de la cordobesisima barriada de la Fuensanta. Fue llamado para sustituir a ‘Espartaco’ deprisa y corriendo. Reyes Mendoza no defraudó a nadie. Lleno de majeza su saludo capotero y entregado con la franela. Muletazos largos y templados. Repletos de buen gusto y temple. Incluso dos rodillas en tierra se permitió el lujo de torear como si lo hiciera de pie. Lástima que las ganas y el mal estado del piso le jugaran más de una mala pasada. El mal uso de la espada, su punto más débil durante toda su carrera, le privó de un triunfo grande. Merece mejor suerte este torero.

Gustó también ‘Morenito de Aranda’. Tiene un buen concepto del toreo y presentó sus credenciales con una labor en la que destacó el toreo al natural. Tuvo igualmente la cabeza muy bien amueblada sabiendo administrar la fuerza de un novillo que quedó muy quebrantado tras una voltereta.

‘El Cordobés hijo’ estuvo en su línea. Intenta hacer un toreo que en ocasiones recuerda al de su padre. Pero obviamente Julio no tiene la personalidad carismática de su padre. También la lidia de su novillo discurrió cuando el ruedo estaba hecho un patatal y las idas y venidas para de cambiar de muleta, hizo que el trasteo nunca acabara de remontar el vuelo.

Cerró el cartel el novillero ‘Israel de Córdoba’. En la tarde de ayer Israel recordó a aquel novillero sin caballos que ilusionó. Bonito el recibo toreando a la verónica a su oponente. Con sabor y buen gusto. La faena tuvo la misma tónica. Buen concepto y sobre todo otra disposición distinta a la que le ha hecho caer en el ostracismo. De seguir como ha apuntado en el festival, de seguro que de nuevo prenderá la mecha de la ilusión de todos aquellos que creyeron en él.

 

 

Reseña:

 

Ganadería: Seis novillos-toros de ‘Torrestrella’, desiguales de presentación y juego. Destacaron el bravo ejemplar lidiado en cuarto lugar y colaborador quinto.

 

Toreros:    ORTEGA CANO (oreja)

                     ENRIQUE PONCE (oreja con petición de la segunda)

                     EL CID (Silencio)

                     REYES MENDOZA (Gran ovación con saludos tras aviso)

                     MORENITO DE ARANDA (oreja)

                     EL CORDOBES HIJO (ovación con saludos)

                     ISRAEL DE CORDOBA (palmas tras aviso)

 

 

 

  Crónica de Salvador Jiménez