Abría cartel el cordobés José Luis Moreno. Muchos esperaban expectante ver al torero en su máxima dimensión, como está ocurriendo en los distintos cosos donde torea, pero ayer no tuvo su tarde. La inspiración no brotó de sus muñecas, y su cabeza no dio la orden para que su torería surgiera en el coso de Villarrubia, tal vez porque estaría viajando mucho más lejos en el tiempo, concretamente a la cita que tiene el próximo 26 de septiembre en el coso de Pozoblanco, donde se encierra con seis astados de Victorino Martín. Una papeleta importante y por eso llegó ayer con tantas reservas a Villarrubia.

 

En su primero, fue su lidiador quien consiguió recoger al astado, sin lugar a dudas fue el menos claro de todo el encierro, aún así poco hizo con el capote Moreno. Con la muleta anduvo por los dos pitones, sin llegar a una gran ligazón. Mató de estocada que provocó la muerte inmediata del astado. En el cuarto, se pudo ver alguna verónica del de Dos Torres. Con la muleta tampoco hubo conexión con el tendido, debido a que el torero no se compenetró con el toro. Mató de estocada.

 

El segundo de la tarde salió avanto, aún así lo recogió con el capote Eugenio de Mora que logró templarlo. Genuflexo lo sacó a los medios. Una buena tanda por el pitón derecho pero sin llegar a bajarle la mano. Por el pitón izquierdo no pudo ligar los muletazos, los tuvo que dar de uno en uno. Con la espada y el verduguillo estuvo muy mal. En el quinto no se pudo ver nada del capote de Eugenio de Mora. De nuevo toreó a media altura con la muleta. Algo mejor por el pitón izquierdo. Mató de estocada delantera y tendida.

 

Lo mejor de la tarde corrió a cargo de Curro Díaz. Un Curro Díaz muy inspirado bajo la intensa lluvia que cayó en sus dos ejemplares. Las inclemencias meteorológicas no impidieron al diestro de Linares realizar el toreo que tan sólo él siente. Al tercero lo lidió con muy buenas verónicas. La belleza de su trasteo llegó con la muleta, sobre todo por el pitón izquierdo donde llegó a ligar con intensidad las tandas. Su toreo llegó a los tendidos desde donde surgió el olé más profundo. Y así lo percibió el torero que se fue a torear al sitio donde el público estaba vibrando con la intensidad de sus muletazos. Lástima el pinchazo hondo. Aunque eso no contó para pedir los máximos trofeos, ya que la estocada que dejó al final fue en todo lo alto.

 

En el sexto de la tarde, pocos eran los valientes que aguantaban tras la torrencial lluvia que caía. Curro Díaz cogió el capote y saludó al colorado sexto con buenas verónicas. En esta ocasión se encontró con un enemigo que se rajó en las primeras tandas, cuando se vio podido por la poderosa muleta del de Linares. Insistió Curro Díaz por ambos pitones, derrochando arte, enjundia y torería. Mató de estocada casi entera, y en esta ocasión el triunfo fue menor debido a las condiciones de su enemigo.

 

Cabe decir que los seis astados recibieron dos puyazos cada uno en condiciones, donde metieron los riñones y empujaron. Hacía mucho que en la provincia de Ciudad Real no se veía una pelea tan brava en el tercio de varas. Y que tengamos que verlo en una plaza portátil en la que también salió el toro-toro.

 

 

 

 

Reseña del festejo:

 

 

Ganadería, se lidiaron cuatro astados de Alcurrucén y dos de El Cortijillo, (2º y 3º), bien presentados, astifinos y de juego desigual. El tercero fue aplaudido en el arrastre.

 

José Luis Moreno: oreja y silencio

 

Eugenio de Mora: silencio y dos orejas

 

Curro Díaz: dos orejas y rabo y oreja.

 

Aforo, los tendidos registraron algo más de media plaza.

 

 

 

 

 

 

 

 

Crónica y fotografías de Raquel Montero