Con una tarde de un sol radiante y con un aforo de 14.500 personas, es decir, un lleno total en La Santamaría; se vivió una tarde de desilusión y disgusto, debido al mal comportamiento de un encierro presentado de forma desigual  de la ganadería de Juan Bernardo Caicedo. La afición pidió respeto.

Un cartel de postín con tres figuras en el ruedo: El Juli, Luis Bolívar y Cayetano Rivera Ordoñez; se esperaba un tarde excelente para poder rematar de buena manera la temporada capitalina que tuvo momentos de gloria dentro de todo su abono. Pero hoy fue la excepción y no precisamente por que los toreros no torearan bien o porque no tuvieran voluntad; sino porque no tuvieron materia prima para poder lucirse.

El encierro de Juan Bernardo Caicedo, ganadería que repetía presentación en esta temporada; fue un grupo de seis toros sin fuerza y con mansedumbre como característica común. Salieron ocho al ruedo y se lidiaron seis, dos se devolvieron por falta de facultades físicas. El segundo de la tarde no coordinaba sus movimientos, estaba enfermo, y tuvo que ser apuntillado en el ruedo y el quinto se fracturó un remo delantero. La mayoría terminó en las tablas y con un resultado de cero en bravura.

El Juli se fue al igual que sus compañeros desilusionado y disgustado por el lote que le tocó lidiar. Lo mejor para el español, fue lo que logró brindar en su segundo toro, con el cual realizó algunas tandas con las dos manos; de buena factura. Cortó una oreja a ley por su torería y su voluntad. Podemos a la vez destacar su efectividad en el descabeyo que lo realizó de forma excelente en sus dos toros.

Luis Bolívar dio una clase de tauromaquia, toreando a un manso en las puertas de toriles; tandas de máximo tres pases, pero eran tres que parecían diez por la efectividad y lucimiento que proporcionaba el vallecaucano. Técnica reflejada en la mano de Bolívar, lo hizo acreedor de una oreja que se demoró en otorgar la presidencia a pesar de la fuerte petición del  público.

Cayetano Rivera Ordoñez confirmó su alternativa, pero no pudo torear porque no tuvo toros con que hacerlo. Su rostro se llenó melancolía y rabia por no poder torear, ni triunfar, a pesar de su voluntad. Se fue con muchos aplausos y aprecio de la afición de Bogotá.

Reseña:

El Juli                Oreja y palmas

Luis Bolívar     Palmas y oreja

Cayetano R    Silencio y palmas

 

Desde Colombia, Informa Carolina Baquero (Directora de América)