f.sacromonte

 

Artículo de Alfonso Gómez. Reconocimiento “Un Romántico del Toreo – Rafael Sánchez “Pipo”

Fernando Martín “Sacromonte” – “El Granadino”, en su primera etapa como novillero – se doctoró en Granada, su tierra natal, el 8 de junio de 1980. Se han cumplido, ahora, por tanto, treinta años de aquel acontecimiento. Es justo, por tanto, que hoy recordemos aquel momento y que le tributemos el homenaje que su categoría profesional y humana,  reclama. Yo, desde un principio, así lo entendí y hoy, a través de estas líneas, quiero agradecer a la publicación taurina “La Montera” su especial sensibilidad para acoger esta iniciativa que rinde culto de admiración al torero y al amigo.

La bella plaza mudéjar de la ciudad de los Carmenes se vistió de gala aquella tarde de la feria del Corpus, en la que un torero de la tierra, a punto de cumplir los treinta y cuatro años, se disponía a cumplir su gran ilusión, hacerse matador de toros. Paradojas de la vida. Cuando a esa edad, otros toreros andan pensando en la retirada, Fernando se disponía a entrar en el más elevado escalafón del orbe taurino.

La plaza, con lleno en sombra y buena entrada en sol, ofrecía un magnifico aspecto, destacando en los tendidos un numeroso grupo de vecinos de Cadiar que habían venido a arropar con su presencia al diestro paisano.

Toros de Luis Algarra de excelente presentación, con sentido y casta sacando raza y peligro. En el cartel, además del toricantano, Sebastián Palomo Linares que ofició de maestro de ceremonias y Ruiz Miguel que actuó de testigo.

Minutos antes de iniciar el paseíllo, un Sacromonte nervioso, fumaba, sin cesar en el patio de cuadrillas, ante la mirada expectante de su peón Nicolás Varón. Entre tanto, Martín Recio, otro de sus peones, mientras le ajustaba el capote de paseo, le espetó animoso. Ha  llegado la hora, <maestro>.

Pomposo, fue el toro de la alternativa, un animal  que ofrecía dificultades y poco apto para el lucimiento; con él Sacromonte hizo una faena muy torera, valiente y estática, sobresaliendo los pases por alto y el toreo por la izquierda, aguantando lo indecible por ese pitón, ante la bronca embestida del animal. No tuvo suerte con la espada, necesitando de tres viajes para acabar con el morlaco. A pesar de ello dio una merecida vuelta al anillo, entre la aclamación del publico.

En su segundo y ultimo de la tarde, un toro astifino, con mucho peligro que sembró el pánico en el ruedo –dice, literalmente, la crónica del Ideal de Granada- el torero estuvo muy por encima del animal. Recibió al toro a portagayola, buenos lances a la verónica y faena de muleta valentisima, iniciada con pases por alto sentado en el estribo, derechazos, naturales y pases de pecho, jugándose la vida. Tras agarrar una buena estocada, que mató al toro sin puntilla, Sacromonte recibió la oreja de su oponente, ganada a ley, con fuerte petición de la segunda y apoteósica vuelta al ruedo, entre el desbordado entusiasmo de sus paisanos.

Al hilo de su actuación en esa corrida decía el critico taurino José Cortes, “Que triunfe o no en el mundo del toreo  Fernando Martín “Sacromonte”, es una cosa que el tiempo dirá, pero lo que si es justo resaltar es que su voluntad, honradez y valentía quedaron palpables. Los nervios en el primero, no fácil y que se quedaba corto le hicieron la jugada, pero lo del ultimo tuvo un gran merito, un enorme merito. Venía sin estar placeado y con muchos arrestos supo salir adelante, cortando una de las orejas más merecidas de la feria. Se jugó la vida de verdad y transmitió la emoción a los graderios. Muchos se pusieron en pie y le tocaron las palmas con fuerza y es que la faena al hilo de las tablas fue vibrante…..”

En un suelto en la misma página, aunque fuera de la crónica de la corrida, se hace referencia a una inoportuna lesión, padecida por Manuel Benítez “El Cordobés” unos días antes y que le impidió estar presente en la plaza, junto a su amigo Fernando, como hubiera sido su deseo.

Quien si estuvo presente en aquel festejo –además del matador de toros granadino Santiago López- fue Paquito Ruiz, apoderado, entonces, de “El Cordobés” y a quien Fernando, brindó su segundo toro.

Aquí acaba este articulito, hecho con la intención de recordar la alternativa de “Sacromonte” en su Granada natal, un hombre de desmedida afición y que dio lo mejor de sus años mozos en pro de ser alguien en el mundo de los toros. Algo que consiguió, tras años de lucha, trabajo y sacrificio. Por todo ello, mi enhorabuena maestro.