De la misma forma que los profanadores de nombres ilustres de Córdoba que figuraban en nuestras calles dieron su última «pataleta», demostrando una vez más su rebeldía y resentimiento, las hordas anti taurinas adoctrinadas, las que contribuyen a la labor más fea de sus líderes “antisistema y antiespañoles”, dejaron su impronta nuestra pasada feria de mayo, arremetiendo con la organización de la tradicional becerrada homenaje a la mujer cordobesa, argumentando y aireando que los jóvenes que intervinieron eran menores de edad.

Está claro que, estos señores, si de verdad defienden la figura del menor, de lo que deberían preocuparse, realmente, es de esos niños que se están criando en ambientes carentes de los buenos principios y grandes valores que se enseñan en las escuelas taurinas. De ser así, seguro que habría menos delincuencia juvenil, lo que se traduciría también en un gran bien para la sociedad y menos carga para el estado, pues, en definitiva, ello redundaría en una buena descarga del trabajo judicial y en la economía del país. ¿O no creen que sería más económico para el estado apoyar más la creación y el apoyo a las escuelas taurinas, por ejemplo, que tratar de reinsertar a jóvenes delincuentes?

Las escuelas taurinas, al igual que las de música u otros tipos de enseñanza, son centros donde se educa a los jóvenes hacia una profesión tan digna como las demás. Y, dicho sea de paso, también sería de gran provecho, que su paso por las mismas, de alguna forma, se convalidara para alcanzar algún ciclo formativo profesional reglado. Ello llevaría a crear, bien a profesionales de la tauromaquia (no sólo practicantes de la lidia, sino en los demás campos que la propia tauromaquia ofrece) o que su paso por la escuela taurina fuese un trampolín hacia otras profesiones.

Por otra parte, ya es hora que los propios anti taurinos se den cuenta del papel que hacen, como palmeros o agradadores de sus líderes, porque como ya han podido comprobar, son sus propios líderes los que, olvidándose de su doctrina y de lo que pregonan en los medios de comunicación, se van después a los callejones de las plazas de toros a ver a José Tomás o a otros toreros mediáticos y, “donde dije digo, digo Diego”.

Desde estas líneas, mi más sincero apoyo a la Escuela Taurina del Círculo Taurino de Córdoba, por el acto celebrado ayer en el Coso Califal, y mi felicitación por su éxito. A Rafael González “Chiquilín”, como director, y a todos sus colaboradores de la escuela taurina de Córdoba. Al decano de nuestros toreros, José María Montilla Álvarez, por apoyar siempre con su presencia, todas las actividades en defensa de la fiesta, y a sus compañeros Fernando Tortosa, El Puri, Fernando Sacromonte, Finito de Córdoba o Sergio Sanz, así como empresarios, novilleros, picadores, y subalternos; Peñas y entidades taurinas de Córdoba y provincia; representantes políticos, sociedad propietaria, veterinarios, equipo médico, periodistas, foto reporteros y demás profesionales; artistas de las diferentes ramas y aficionados/as en general. A todos ellos mi felicitación por sensibilizarse ante las injusticias que sufre nuestra fiesta de los toros, y apoyar su defensa con su presencia.

También, a los alumnos de la escuela, que sigan su lucha, que aprendan todo lo bueno que le ofrece su docencia, y quiera Dios que vean cumplidos sus sueños; que llegue ese día en el que ellos sean los protagonistas de una reventa por las nubes, para que así, acarreen a los falsos anti taurinos, que hoy ponen trabas a su ilusión, al callejón de todas las plazas toros del mundo. ¡Aquí lo dejo! Un abrazo a todos.

Por Domingo Echevarría

Fotos José Luis Cuevas