El hidrócalido Juan Pablo Sánchez ha causado sensación en esta tercera fase del certamen de novilleros del verano venteño. Tuvo agallas para superar las rachas de aire y aguantar la codiciosa embestida del primero de la noche al que aplicó un trasteo de manos bajas y quietud después de iniciar doblándose adecuadamente con el novillo. Corrió bien la mano por el lado derecho antes de intentarlo al natural, sufriendo enganchones. Con buen criterio, regresó a la mano diestra y la faena volvió a tomar vuelo. No lo dudó y se tiró encima del morrillo para cobrar una estocada entera que hizo rodar espectacularmente al de El Montecillo. (Oreja). El cuarto novillo tenía nobleza, es probable que en terrenos de los medios hubiera lucido más, pero obligado por el viento, el diestro mexicano decidió llevárselo al abrigo de las tablas con otra faena entonada que inició por bajo con torería y gustándose en los remates finales. Ya en terrenos de cercanía volvió a dejar muestra de su predisposición.  Cobró media estocada arriba que fue suficiente y la petición de trofeo no fue atendida desde el palco que no la consideró mayoría. (Vuelta al ruedo)

Patrick Oliver puso de su parte para exprimir lo poco que ofrecía su primero que se quedó cortó y se defendió protestando. El vibrante inicio con cambiados por la espalda no tuvo continuidad en un trasteo que se fue a menos conforme se desfondaba el novillo, al que despachó  de un estocada baja. (Silencio). El quinto fue otro ejemplar deslucido que se movió sin clase ni entrega y que unido al protagonismo del viento no permitió acople para un  trasteo que se diluyó sin trascendencia. (Silencio)

Antonio Espaliu sorteó un primero que manseó en los primeros tercios y llegó a la muleta rehuyendo la pelea en todo momento, condicionando una faena de trámite para robar algunos muletazos al rajado animal. (Silencio). El deslucido sexto tampoco ofreció oportunidad para desplegar su toreo al sevillano que resultó cogido al salir de la suerte de matar, buscándolo el novillo en el suelo, ocasionando golpes en la cara y puntazo en la axila de pronóstico leve.