Por José Julio García Sánchez. Escalera del Éxito 103

Perfil recortado de su hermano «Curro Puya», fue José Vega de los Reyes «Gitanillo de Triana II». Perfil solo, sin fondo, el del segundo churumbel del señor Curro Vega, herrero de la calle Pasaje del Cerro, número 120, del sevillano barrio de Triana. El joven José, alucinado por el rumbo triunfal en los ruedos de su hermano, y protegi­do por éste, decide ser torero. Posee parte del bagaje de arte y toreo puro, patrimonio familiar que atesoraba «Curro Puya», pero le falta genio, valor y afición. Ayudado por su hermano comienza a torear, en 1929, por esas plazas. Los públicos le acogen con curiosidad y esperanza, pensan­do que puede desarrollar el arte torero en la línea de genialidad de su hermano. La tragedia familiar, por la cogida mortal de «Curro Puya», le aflige tanto que no torea durante la temporada de 1931, en la siguiente hace su presentación en la Plaza de Madrid, deja ver destellos de su bue­na clase torera, pero le faltó voluntad y empeño. Lo que en otros toreros gitanos es inhibición temporal, en José Vega, es siempre. En 1933, se raja completamente. Andaba desconfiado con los astados, donde actuaba provocaba la risabilidad, convirtiéndose en el harmerreír, rayando en el ridículo. Con su abulia y desinterés convertía en caricatura el arte tore­ro y gitano que intentaba y no hacía.

Transformaba la imagen del auténtico arte del toreo, en una defor­mación torera de desprestigio. Fue un auténtico caso de desconfianza ante los bureles, un caso caricaturesco por la deformación plástica del toreo, que sabía hacerla como los ángeles y era incapaz de crearlo ante los cornúpetas. La reflexión, le apartó de los ruedos, donde todo lo veía oscuro. Buscó nueva aventura por otros derroteros en los que el hori­zonte se vislumbrase con más claridad. Desde entonces, su vida transcu­rre tranquila, sin sobresaltos, hasta el 18 de marzo de 1990, que fallece en su Sevilla del alma.