Uriel Moreno “El Zapata” abrió el festejo, recibiendo a “Alborozo” número 162 un cárdeno bragado  al que no pudo meter al capote,  colocó banderillas.

 

Con la franela estuvo voluntarioso,  sacándole  una meritoria tanda de naturales al primero de la tarde. Pinchó en dos ocasiones, dejó una estocada trasera,  saludo en el tercio. Con el cuarto de la tarde el oriundo  de Zapata municipio de Tlaxcala, trago aceite, con el percal lució con lances a la verónica, en el tercio de banderillas fue aplaudido al colocar un temerario par al violín .Con la muleta  demostró su madurez toreando al de Rancho Seco por los dos lados consiguiendo  sacarle un par de pases de buena confección. De nuevo fallo al ejecutar la suerte suprema, escuchó un aviso y silencio en los tendidos.

 

Con la pretensión de granjearse al respetable regaló un astado de  la dehesa de Medina Ibarra, al que recibió con estéticas verónicas,  que remató  con una media para dejar al  morito en la jurisdicción del varilarguero, finiquitando su labor con la capa con quites por chicuelinas. Cubrió nuevamente el tercio de banderillas y fue aplaudido por su desempeño al colocar los palitroques. Inició su labor con la sarga en el centro del redondel con el pase del campanario de su propia invención, para luego tomar la muleta con la mano diestra  y conseguir una buena tanda de derechazos que arrancaron el olé de las cuerdas bucales del respetable. Dejó una estocada defectuosa y el de regalo  se amorcilló quedando solo las buenas intenciones del  “Zapata”, por agradar al conclave.

 

 

 

 

 

 

 

 

Leopoldo Casasola  que en a semana previa a este sexto festejo, comentó en una entrevista que llegaba con nuevos bríos a esta temporada  lo reafirmó

con la sublime faena que realizó a “Jolgorio” quinto de la tarde un  enrazado castaño, ojinegro, cornidelantero, herrado con el número capicúa 141, al que

Casasola recibió con el percal con inspiradas verónicas desmayando los brazos  elegantemente,  obteniendo  el fervor en los tendidos, para luego rematarlo con una pinturera media, dejándolo en la jaca del de Aupa, concluyendo el primer tercio con quites por chicuelinas.

 

 

 

La faena de muleta fue estructurada principalmente con la mano diestra, logrando  pegarle tandas muy sabrosas de aquí hasta allá,  para luego con las

zapatillas bien fijas en el albero pegarle una tanda de extraordinarios pases en redondo que arrebató las palmas del cotarro, para rematar su faena con

el trapo rojo  intercalando manoletinas, vitolinas y dosantinas que embriagaron  al público que empezó a pedir el indulto de bravo y noble burel. Casasola determinado a triunfar montó el estoque sin regatearle al juez el indulto tirándose sobre el morrillo de “Jolgorio”, pinchándolo  tres veces, matándolo  de un infame bajonazo que le impidió tumbarle las orejas y el rabo, en un gesto de vergüenza torera  el texcocano con lágrimas en sus mejillas saludó en el tercio y al arrancarse al dar la vuelta al ruedo el incomprensible  público de la México lo regresó al burladero de matadores a base de injustificados chiflidos.

Como homenaje a su bravura y nobleza el juez de plaza Roberto Andrade ordenó dar la vuelta a los restos de “Jolgorio” que fueron ovacionados.

 

 

Con el primero de su lote de nombre”Bacarolo” número 138, Casasola cumplió con el percal y muleta, teniendo buenos momentos al torearlo con la mano

izquierda, abrevio pues el segundo de la tarde no tuvo recorrido. Pinchó dos veces, dejando una estocada caída.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Guillermo Martínez  se sacó la rifa del tigre, pues le correspondieron los bichos más feos del encierro, al primero de su lote tercero en orden el público lo abucheó por su escasa presencia, abrevió con bayeta y el Juez de Plaza le tocó un aviso, Con el sexto de la tarde  un auténtico marrajo Martínez logró pegarle solo un par de verónicas, Con la muleta intentó torearlo por ambos lados sin conseguir fijar la embestida del  cornúpeta que  tuvo muy malas ideas. Pinchó una vez y mató el primer intento de descabello. Fue pitado al igual  que los restos de “Jubiloso”.

 

Saludaron en el tercio Gustavo Campos por su desempeño con los garapullos,  y el  hombre del castoreño Carlos Domínguez por el buen puyazo proporcionado al sexto de la tarde.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SOL Y SOMBRA

SOL

 

La gran faena de Leopoldo Casasola a “Jolgorio”  un toro de gran nobleza y bravura, que se hubiera ido sin orejas y rabo al destazadero, de no haber fallado con el metal el  diestro texcocano. Que con esta sentida faena demostró que efectivamente es un torero renovado, maduro que  indudablemente   la empresa lo repetirá en la segunda mitad de la temporada  que iniciará  en enero del año entrante.

 

SOMBRA

 

La falta de visión y criterio del Sr. Juez de Plaza para conceder el indulto a “Jolgorio”, si bien es cierto que Leopoldo Casasola decidió  jugársela  al tirarse a matar, arriesgando el triunfo. El magnífico ejemplar de Rancho Seco merecía el indulto, por su bravura, fijeza, recorrido y emotividad, cualidades que el Sr. Andrade  no supo apreciar,  negándole la oportunidad de regresar vivo a su dehesa a “Jolgorio” para padrearse y  obtener más ejemplares con estas cualidades que hoy en día es tan difícil encontrar, y que parecen estar extinguiéndose  en la ganaderías de bravo mexicanas, como una vez ya lo advirtió el ganadero Español Victorino Martín, en un visita que  hizo a nuestra nación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Texto y Fotografías: José Ricardo Gómez Cardona “Canta Claro”