Triunfador el año anterior con este mismo hierro, César Jiménez pechó primero con un colorado andarín y justito de fuerzas y casta, que pasaportó al tercer envite después de una faena sin relieve. Sorteó en cuarta posición uno de los astados manejables de la corrida, al que cimentó una faena por la derecha ante las arrancadas remisas del oponente por el pitón opuesto. Como bien sabe hacerlo, el madrileño instrumentó varios muletazos con los pies asentados. Después de pinchar dejó una media y cortó la primera oreja de la tarde. (Silencio y oreja)

 

No fue el día de Luis Bolívar. Empezó y terminó su primera faena de muleta bajo los abucheos del público que protestó con fundamento el inválido ejemplar que saltó en segunda posición, pero ya era tarde para que fuese devuelto. El quinto se fracturó una pata nada más saltar a la arena. El sobrero de la misma vacada tomó con brío un puyazo pero resultó finalmente desrazado, acudiendo a los engaños sin convicción y con clara tendencia a rajarse en busca de las tablas. Desilusionado, Bolívar lo despachó de una estocada atravesada y un descabello. (Pitos destinados a la presidencia y aplausos después de dos avisos)

 

Medhi Savalli se llevó el mejor lote, convendría decir el menos malo. Encendió los graderíos con un saludo a puerta gayola y dos largas de rodillas y prosiguió con un vibrante tercio de banderillas. Pero tuvo que acompasar el trasteo de muleta a la embestida un tanto renqueante de su flojo adversario. Faena voluntariosa que malogró con los aceros. El que cerraba plaza parecía dar muestra de mayor fortaleza pero su embestida se vino a menos cuando el artesano iba camino del éxito. Una entera y tres descabellos fueron precisos para terminar con el astado. (Saludos y oreja tras aviso)

 

 

Crónica y Fotogalería de Laurent Deloye “El Tico”