Nuevamente se comprobó que en Manizales se ven las mejores faenas bajo la lluvia, ese fue el caso de la cuarta faena de la tarde a cargo del bumangués Sergio Blanco, quien indultó al buen Chepito de la ganadería de Ernesto Gutiérrez.

Blanco fue la sensación de la tarde y el rotundo triunfador de la temporada novilleril, este joven que viene de un muy buen año en tierras españolas, demostró el alto nivel de madurez que ha adquirido durante  su profesión. Tandas largas, ligadas, templadas y limpias; fueron las ejecutadas por un novillero que dio la impresión de ser un matador de toros. Logró indultar a un excelente ejemplar llamado Chepito de 386 kilos, que tuvo fondo, bravura, casta, nobleza y mucho más; dio una gran pelea en el caballo, acudió a las banderillas y permaneció siempre en la muleta de Blanco. Lo único que si debo anotar de forma negativa, fue el final de la faena pues cuando el novillero se dio cuenta de la petición de indulto; en vez de continuar con la calidad de su toreo la desmejoró, haciendo unos cambiados de mano con poca limpieza.

En su primer ejemplar Sergio también cumplió a cabalidad con su función de encontrar la lidia adecuada, lo mató de forma efectiva tras haber recibido una fuerte voltereta con un puntazo como consecuencia. Cortó oreja y dos orejas simbólicas.

El pereirano Álvaro Marín entregó el alma y la transmisión necesaria para estar en Manizales, sus inicios de faenas fueron amenos y alegres. En su primero logró conectar y facturar unas buenas tandas por las dos manos y remató con una gran estocada, que lo hizo merecedor a la mejor estocada de la feria; pese a ello y a la fuerte  petición por parte del público, el presidente de la plaza en un injusto error se la negó. Ya en el quinto de la tarde la faena se fue de más a menos  porque en medio de su emoción perdió los papeles, dejándose manejar de las emociones… sonaron los tres avisos. Vuelta al ruedo y Palmas.

Juan Manuel Noreña oriundo de la ciudad de Manizales, no tuvo una buena tarde; tuvo ganas e intención pero esto no fue suficiente para convencer, no hay experiencia, seguridad, aplomo y sapiencia. Falló con el estoque, en especial con el sexto de la tarde que se fue vivo a los corrales; fue  tanta la falta de tranquilidad para pensar que en el segundo de su lote tomó los trastos para ejecutar una faena a plena oscuridad, ya que la plaza se quedó sin luz por unos minutos; por suerte lo hicieron desistir para que esperara la llegada de la luz.

El encierro lidiado fue de la ganadería de Ernesto Gutiérrez, bien presentada y con un juego parejo; destacó el cuarto al ser premiado con el perdón de muerte. En conjunto el encierro en una gran joya para aprovechar y triunfar con él.

 

Desde Colombia, Informa Carolina Baquero