Ya se han celebrado tres corridas de toros de la Feria de San Isidro. Ferias de poblaciones importantes celebran entre dos y seis festejos mayores…pero, en la Feria de la principal plaza del Mundo, apenas es el prólogo o aperitivo de las veinticuatro que anuncian los carteles. Es decir, en una primera crónica de aproximación y resumen de lo visto, y solo puedo y debo cantar y contar la declaración de intenciones  por parte de toros, toreros, toreos y espectadores…en mi opinión, que no pretende ser la única o la mejor.

La corrida inaugural de la Feria, con cuatro toros de Lozano Hermanos y dos de “El Cortijillo”, es una de las más mansas que he visto en mi vida…hasta que llegaron a la muleta donde tuvieron un comportamiento desigual y… hubo dos toros que en la muleta ofrecían una oreja. ¿Casualidad?, la corrida inaugural de hace tres San “Isidros” eran con cinco toros de “El Cortijillo” y uno de Lozano Hermanos; en la reseña de mi amigo e insobornable Rafael Cabrera que aparece en nuestro primer libro de título: LA PEOR FERIA DE LA HISTORIA, de los tres que hemos escrito sobre las tres últimas temporadas en  Las Ventas, dice: desiguales de hechuras y presencia, mansos y descastados…y seis silencios para los toreros. ¿Por qué y para que repetir toros mansos y descastados?  El primer toro de la Feria 2015 muy armado por delante, y tan parejo y terciado como sus hermanos o parientes por detrás. El exitoso –ha cortado una oreja cada una de las últimas cinco tardes que ha hecho el paseíllo en Las Ventas- Juan del Álamo tuvo un premio excesivo al concederle el presidente  la oreja de su primero…quizá para dar más ambiente a la presencia de Felipe VI en la barrera del uno donde degustó las palmas de parte del respetable cuando los tres espadas le brindaron la faena de sus primeros toros. No, no es lo mismo una oreja más cercana a la vuelta al ruedo que una oreja con insistente petición de la segunda. Ni es lo mismo la longitud  del éxito que la hondura del triunfo. El torero de Ciudad Rodrigo puede y debe profundizar su concepto del toreo. El mexicano Adame y el sevillano Moral –su primero le insinuaba el corte de oreja- anduvieron con más ganas que desganas en los aledaños de los mansos. Lidia…poca, se empeñan en hacer el toreo uniforme y “bonito” a toros distintos y feos. Hay que recuperar y exigir la lidia adecuada que todos o casi todos los toros necesitan y tienen. Y contrastar el toque de distinción de cada lidiador…también.

En la segunda corrida se oyeron ovaciones sentidas, sensatas y sinceras. Un toro llamado AGITADOR de Fuente Ymbro emocionó a los espectadores propios y extraños con sus entradas y pulsos de varas, casta y bravura. En el encuentro de toro, caballo y picador hubo potencia e inteligencia, materia y energía. Allí hubo ovaciones, admiración, reconciliación  en un tercio tan duro como bello. Mal, muy mal por no lucir a AGITADOR, que se iba creciendo en el castigo, y hubiese protagonizado una tercera y triunfal acometida en la suerte de varas…bastaba con ejecutarla  sin herirlo. Un toro de dos orejas, nada que ver con los toros violentos y malignos para toreros “modestos”… o con toros casi domesticados para “figuras”. Uno de los cuatro o cinco toros que saldrán en la feria para recordarnos el porqué de la mitología, respeto, homenajes y premios a los auténticos toros bravos. Sí Paco Ureña –torero digno, más presionado que placeado- está a la altura de AGITADOR, el alboroto, con razón, hubiese roto el más de lo mismo o peor que ensombrece y empobrece el verdadero arte de lidiar y torear una tarde sí y casi todas también. César Jiménez intentó más la estética que la ética. El Payo con más voluntad que maestría, va para figura en Méjico, aquí de momento está en periodo de prueba como promesa con o sin sorpresa.

Ayer, en la tercera de feria, se cortaron dos orejas más triunfalistas que triunfales. Una para el veterano y maduro Eugenio de Mora y otra para Morenito de Aranda. El mejicano Arturo Saldívar tampoco superó las actuaciones de sus paisanos Adame y “El Payo”. La corrida de seis toros de Valdefresno y dos remiendos, la lidiaron con bastante acierto los dos toreros premiados. Pero… intentar largas cambiadas a toros con mucha o suficiente sangre de Atanasio-Lisardo –suelen salir a la expectativa y sin fijeza- es un susto innecesario y baldío. Es como ir a buscar setas de cardo a los cerros de Uxama en la cuesta de Enero. El que sí estuvo más que acertado fue David Adalid en dos extraordinarios pares de banderillas.

Resumiendo, compruebo que en general los toreros son pundonorosos, vistosos, voluntariosos, pero algo no funciona bien porque las entradas tienen centenares de espectadores mensos que en circunstancias similares anteriores. Muchos y necesarios “osos” tiene la torería pero quizá falte “eso”. “Eso” de la lidia, eso de la personalidad, eso de la naturalidad, eso de la autenticidad, eso de la creatividad, eso de más calidad y menos cantidad. Por un lance o pase que se interpreta de fondo eterno y clásico, hay demasiados que resultan insulsos y modernos…y ya nos vamos dando cuenta que las modas son más cosas de modorros y modorras sin estilo que de modosos y modosas con principios y criterio. Por cierto, para los toros, toreros y toreos sosos, se inventaron en lo posible los molinetes, o los pases de las flores del irrepetible Victoriano La Serna. Y eso de recibir a casi todos los toros con el capote andando a distancia y hacia atrás resulta tan fácil como cansino. O empezar tantas faenas de muleta con pases aéreos sin intención ni convicción…son inservibles para ver y recomponer a los  toros después del esfuerzo en el tercio estático de varas y del movido tercio de banderillas…es como participar en una carrera pedestre con un esguince más o menos grave. Y citarlos de lejos con la derecha sin haberlos sobado o probado es como bailar pasodobles, boleros o tangos a ritmo de chotis o rock and roll. Disparates que por uno que agrada nueve degradan. Sí, reclamo la casta y bravura del toro AGITADOR para el lado correcto y completo del arte de torear. Las otras agitaciones suelen ser para justificar lo injustificable o para dar vida artificial a métodos moribundos…que solo sirven para engañar o equivocar a los incautos. Hacen falta agitadores decentes y con conocimiento de causa en todos los ruedos de las plazas de toros y de las plazas públicas para irnos librando de tanta desigualdad, publicidad ambigua, despistes, embrutecimiento y corrupción. Esa es la senda más corta y segura hacia la lógica, la confianza y el sentido común. Hasta pronto.