Otro año más, y van…, los carteles de la Feria de San Isidro, no tienen nada que ver con los que la afición desea. Posiblemente también la Comunidad esperaría más calidad; y seguro que la Empresa, por su dignidad, habría querido ofrecer mejores combinaciones. ¿Qué sucede pues? Cuando en un negocio alguien sale muy contento y el otro no tanto, es que no hubo equidad en el contrato; cuando de tres partes ninguna queda satisfecha, no existió inteligencia en la negociación. Si al pobre bagaje que nos ofrece la cartelería del San Isidro 2010 sumamos el desamparo en que queda nuestra querida plaza para el resto de la temporada, convendremos sin duda en que los momentos por los que pasa nuestra querida Fiesta en “Las Ventas”, son muy graves. Y es que nada, ni siquiera nuestra Fiesta de toros, resiste tantos y tan violentos abusos como se le ha infringido en Madrid durante los últimos 20 años. Podemos repasar año por año las mermas de calidad que fueron  sufriendo los festejos en nuestra plaza; las excusas anodinas que se fueron aportando para justificar ese deterioro…; pero mejor será analizar las posibilidades de recuperación, aportar ideas que permitan mejorar nuestra temporada taurina, y que logren acercar los intereses de las partes involucradas para que nadie salga más contento que el otro tras el acuerdo final. Estas ideas son variadas, pero creemos que simples y posibles; sólo hay que esforzarse en su defensa, saber esperar el lógico periodo que exigirá su paulatina aplicación, y tratar todos, con honradez, de acoplarnos a ellas con decisión.

 

                Por algunos sectores, se ha tirado la toalla en la concepción de una Feria de San Isidro de 4 semanas; se estima que no hay suficiente baraja de toreros que susciten el interés del aficionado por más de 3 semanas, incluso algunos indican el ideal de 2 semanas y excelsos carteles. Bien, todo es respetable, pero debemos conocer a qué nos arriesgamos si la elección es esa. Si así se decide, los carteles no podían ser buenos, pues el número de festejos de poco coste no podrían sustentar las pérdidas que se sufren en los carteles redondos; ni tampoco  los de las demás corridas de la temporada. La Empresa, con el aforo económico que le otorga la plaza a taquilla completa, que es de unos 440.000,00 € deducido el IVA, se vería en gravísimos problemas para preparar 14 buenos carteles con los matadores de mayor caché, los que ahora están pidiendo por encima de los 100.000,00/150.000,00 € por corrida, que son varios; y no hablamos los dineros que exige Tomás, al que quiere equipararse Ponce, aduciendo su honrada, larga e importante trayectoria. Piénsese que la taquilla debería generar dinero para pagar esos carteles de Feria, pagar el desmesurado canon a la Comunidad, y sostener las pérdidas de los demás festejos de temporada. Claramente, reduciendo el número de festejos no lograremos mejorar nada, a no ser que subamos el precio de las entradas, claro; esto no parece políticamente correcto. Sabemos que tenemos la plaza más barata de España, en la que se están dando cada vez peores festejos, pero nos resistimos a que nos suban los precios. ¿Qué hacer entonces?

               

                En una reunión entre las partes, se debería aportar la información económica de todas las fuentes que alimentan la bolsa de cada festejo: aforo económico exacto; contrato televisivo; bares, almohadillas y demás servicios; costo publicitario; pago a la Unión de Picadores y Banderilleros por derechos de imagen; compromisos del pliego en cuanto a Escuela de Tauromaquia, etc., etc. Una vez con las cifras en la mano, se puede fácilmente estudiar la capacidad operativa de la empresa para realizar una temporada digna. En ese estudio se deberá establecer unos baremos de calidad exigible por los aficionados; un canon adecuado para la Comunidad, con estudio minucioso de la aplicación de su montante, que siempre debería dedicarse, en exclusividad, a la difusión de la Fiesta, a la ayuda a las asociaciones taurinas y a la promoción de festejos en los pueblos de la Comunidad.

 

                Un estudio económico debería establecer el presupuesto que exigiría un buen planteamiento de temporada. Bajo nuestro punto de vista, San Isidro es muy importante, pero lo es más para, Madrid y para la Fiesta, la calidad de la temporada en “Las Ventas”; lo es también para el aficionado de verdad. Quizás en ese estudio económico resultaría que la pervivencia de nuestra plaza como plaza de temporada tan sólo puede abordarse si se dan más festejos de abono. Esto sería bastante preocupante si se obligase a los abonados a desembolsar más dinero; y más en estos años de crisis en los que estamos, y en los que nos esperan. La conciliación de todos estos intereses es lo que debe ser acordado entre las partes. Y partimos de la base de que el aficionado al cine desea “poder” ver muchas buenas películas; el que lo es al fútbol desea fútbol de emoción contra más mejor; el que lo es a la  Ópera, al baloncesto…, sería feliz teniendo la posibilidad de ver más espectáculos. El aficionado a los toros desea ver cuanto más festejos de calidad, mejor.

 

                Nosotros construiríamos una Feria de 40/45 festejos; desde primero de mayo al 15 de junio, aproximadamente, jugando con el calendario de cada año. Fuera Aniversario; nada de Prensa; cambiar la de  Beneficencia. El primero no tiene razón de ser; la de la Prensa, se podría resolver con una aportación económica a la institución, y que entrara de lleno en la Feria; la de la Beneficencia sería un premio a los matadores triunfadores, y se les ofrecería torearla gratis con los ingresos destinados a una necesidad perentoria del mundo de los profesionales, toreros, banderilleros, picadores, mozos de espada, etc. Y si los primeros años se resistiese alguno a torear, se pasa al siguiente o al otro, y punto.

                De los 40/45 festejos del abono, el abonado sólo estaría obligado a retirar sus entradas para 2/3ª partes del mismo, esto es, unos 30 festejos; a su elección. Así el que esté económicamente apretado, se limitaría a elegir esos 30 festejos, número similar al de ahora, gastaría lo mismo y disfrutaría de mayor calidad, pues la Empresa tendría mayor capacidad económica al celebrar más festejos con buenas entradas y esmeraría la calidad de los carteles para no verse con 15 festejos sin demanda. Dada la importancia de nuestra Feria, y si conseguimos parar el desprestigio que está sufriendo, sería fácil para la Empresa equilibrar las ternas para conseguir llenar las 45 tardes. Si se suprimen 15/20 de los 43 matadores que completan la cartelería de San Isidro de los últimos años, que ni tienen méritos ni dicen nada a la Afición, y que además su presencia agravia a otros toreros de mayor calidad, se llegaría a formar ternas de interés, en la que los 12/15 toreros de más caché actuarían 3/4 tardes; los 10 siguientes lo harían 2/3 tardes; los que mereciesen tomar la alternativa, los confirmantes, etc.; todos acoplados con compañeros con los que se estableciese  competencia. Competencia, emoción, variedad…; sin estos ingredientes, la Fiesta muere. 40/45 festejos con buenas taquillas, darían suficiente margen bruto para esmerarse y arriesgar en los otros de la temporada; volver a captar el interés del aficionado, darle solidez a la temporada de nuestra plaza.

 

                La Feria de Otoño podría ser otro argumento importante, en el que se celebraran 9/10 festejos, de viernes al domingo siguiente, de los que el abonado debería retirar 2/3ª parte, 6, por ejemplo.

 

                Dentro del periodo ferial se podrían habilitar un par de fechas en las que la empresa pudiera celebrar dos festejos especiales que acogieran a aquellos toreros que por su caché no quisieran  someterse a la disponibilidad del aforo económico de la plaza. Estos festejos extraordinarios estarían amparados por la presencia en Madrid de los aficionados de fuera, y contarían con la misma posibilidad de lleno que los demás de la Feria. Si, por ejemplo, y debido a que ya hemos señalado a dos toreros que, aparentemente, quieren cobrar por encima de las posibilidades del aforo, quisieran torear cobrando, por ejemplo, 300.000,00 € cada uno, pues se hace una suma de los costes, los del 3º de la terna, el ganado, costo de plaza, etc., y aplicándole un 15% de beneficio para la gestión, se calcula el precio de las entradas; sería justo que los emolumentos reales se regulasen con un determinado % de ocupación. El abonado que desee dicha entrada la compraría a la vez que el resto del abono, y no se sentiría perjudicado, pues de otra manera, ya lo vemos una y otra vez, no contaríamos con esos super toreros en el abono. Una vez que los super toreros vieran lo difícil que es llenar sin el amparo del abono barato, con precios de entradas que sus emolumentos exigen, meditarían sus pretensiones (digo yo).

 

                Para la ejecución de los carteles, debería estar presente una comisión de aficionados; existe una Federación Taurina Madrileña, con más de 55 peñas de la Comunidad; la Unión de Abonados, de prestigio y solvencia, aunque una vez abogara por reducir el número de festejos, que ahora no defiende; y una asociación de abonados, ABOVENT, que acoge a muchos aficionados con ganas de colaborar en pro de la Fiesta. También peñas y clubes ilustres como el Club Taurino de Madrid, Peña “El Puyazo”, “El Toro de Madrid”, etc., etc., que deberían ser parte interesada en la formación del esqueleto de nuestros carteles.

 

                Estas fórmulas, ampliadas y mejoradas por otras ideas que sin duda la darían mejor forma, conseguirían revitalizar nuestra maltratada Fiesta en la primera plaza del mundo, como aún se sigue denominando a nuestra “Las Ventas”. Comunidad, Empresa y Afición, deben debatir entre ellas. Primero los abonados aunar criterios y designar una terna de especialista: un negociador, un conocedor de ganaderías, un sabedor de contratación de toreros. Luego reunirse con los responsables de la Comunidad y mostrarles las diversas ideas a las que se ha llegado; debatirlas y enriquecerlas con aportaciones nuevas. Al final, las dos partes con la Empresa, para ver de encajar todas las iniciativas.

 

                Una vez consensuadas las líneas que vertebren el proyecto, éste debería presentarse a las diferentes asociaciones de toreros, ganaderos y demás profesionales del toro, a los que se les pediría una colaboración entusiástica para llevar a buen puerto el barco de la ilusión de la afición. Hay que pensar que se pretende hacer crecer el número de festejos, dignificar la Fiesta y mejorar el criterio que tiene el resto del mundo taurino sobre la otrora preeminente autoridad de nuestra querida plaza de “Las Ventas”, de la que, ahí están los foros y los blogs pos parto de la cartelería del San Isidro 2010, se está hablando hoy muy negativamente. Los aficionados de “provincia”, tienen la esperanza de que Madrid purifique la situación de amaneramiento en que la Fiesta ha devenido; si en “Las Ventas” se admite cutio el toro feble, el artista, el inválido…; si en esta señera plaza se permite que los toreros eludan las ganaderías de respeto y se apunten siempre a las de “garantía”; si se sigue permitiendo que elijan a sus compañeros, incluso el orden de intervención en la corrida…; en fin si se sigue permitiendo el manejo de la Fiesta por los del taurineo, seguiremos descendiendo en calidad, respeto y consideración.

 

                La fórmula de elección y retirada de las entradas de abono debería poder realizarse mediante correo electrónico, vía fax, carta o con presencia física en taquillas para el que así lo desease. La insulsa e innecesaria Fe de Vida, debería sustituirse por la domiciliación bancaria. El que tiene cuenta está vivo; a veces se piensa en que el director de un banco puede fácilmente compulsar una firma de alguien desaparecido, pero una cuenta abierta es sinónimo de que el titular está vivo. Además, en el caso de existir algún fraude, sería tan escaso que justificaría el bien que se hace al resto de los abonados librándonos de las interminables, denigrantes y agotadoras colas; algo injustificable en el siglo XXI. Por los diversos medios de comunicación se le mandarían a los abonados los impresos en los que detallarían las entradas deseadas; se realizaría una transferencia a la cuenta de la empresa, y se le autorizaría a ésta a vender el resto de entradas no elegidas de la forma que creyera oportuna. El titular del abono seguiría siendo el único dueño de los derechos del mismo.

 

                Estas opiniones podrían complementarse con más ideas sobre carteles de matadores, ganaderías, número de corridas por torero, etc., pero supongo que esto es motivo de discusión de las partes una vez acordados los primeros asuntos ya apuntados. De cualquier manera, sería maravilloso volver a aquellas ferias de San Isidro en las que los matadores de máximo interés para el aficionado toreaban 3 o 4 corridas de las 12/14 de que constaba la feria; y se medían con ganaderías de diferentes castas, sin hacerle ascos a los albaserrada, santacoloma, murube, e incluso los pabloromero o miuras; y lo hacían con los compañeros de máxima categoría. No se debería haber llegado a la situación de declarar primera figura a los toreros que huyen de medirse a ganado encastado, o que exigen torear con colegas por ellos elegidos, para no ser molestados. Y es que en la Tauromaquia, como ya dejaron escrito Ortega y Gasset, Pérez de Ayala, Cossío y muchos otros intérpretes del sentir de nuestra sociedad, si no hay emoción, el final de la Fiesta se puede presumir cercano.   

 

                Seamos optimistas; unámonos los aficionados y presentemos un claro proyecto para poder presentar nuestras opiniones a la Comunidad antes de que se prepare el nuevo pliego de contratación para la explotación de nuestra plaza durante los próximos años. Creo que no debe resultarnos difícil preparar ese proyecto juntos ; si es creíble y operativo, la Comunidad, la Empresa y toda la afición de España, nos lo agradecerá; y lo que es más importante: la Fiesta nos lo premiará.