Ante un ejemplar de Mirafuente, Guillermo Albán estuvo variado con el percal, recibiéndolo con una larga cambiada de hinojos, lanceándolo a pies juntos, llevándolo por tapatías al caballo y además, quitando por gaoneras. Con gran actitud, Guillermo inició el tercio final con un cambiado por la espalda, y prosiguió toreando por derechazos y naturales. Los muletazos diestros fueron ejecutados con la mano baja y rematados por detrás de la cadera, pisando ya para entonces Albán terrenos de mucho compromiso. Tras las ceñidas bernardinas del colofón, el de Guayaquil fue volteado cuando el toro agonizaba tras la estocada, fracturándose al caer la mano izquierda, y cortando una oreja de valía. El coleta compatriota debió entonces pasar a la enfermería, y no pudo salir a lidiar a su segundo oponente.

Joselito Adame quitó por chicuelinas ante un manejable astado de Triana, y estuvo acertado colocando los rehiletes, arrancando el trasteo por derechazos. De ha poco el mexicano se fue haciendo de la embestida, y terminó rubricando buenos naturales y adornándose por molinetes, cortando una oreja tras la estocada. Con su segundo, de Mirafuente, Adame quitó por zapopinas con acierto, pero estuvo fallido con los garapullos, abriendo su labor muleteril por estatuarios. La res tuvo la embestida franca, y Joselito dibujó derechazos a media altura. Tras varios muletazos de buena rúbrica, pases circulares y molinetes, el azteca mató de estocada tendida, solicitándose para él con mucha fuerza la concesión de algún trofeo, mismo que fue negado por el palco.

Ante su primero, de Huagrahuasi, El Juli arrancó por doblones y continuó efectuando derechazos. La embestida se fue tornando tarda, y el madrileño debió recurrir al zapatillazo para provocar la arrancada. Julián extrajo  muletazos golpeando el testuz del burel para encelarlo, y ya con este rajado, lo pasaportó con eficacia. A su segundo, de Vistahermosa, lo toreó por derechazos y naturales de templada ejecución, y cuando el toro fue descomponiendo la embestida, Julián lo dominó con muletazos por la cara, pinchando en la suerte suprema. A Agresivo, de Triana, al que debió lidiar en sustitución del lesionado Guillermo Albán, El Juli lo templó en los muletazos tanto por la derecha como por la izquierda. El cornúpeta, fijo y repetidor, humillaba cada vez que tomaba la pañosa, y Julián, llevándolo siempre embarcado en la franela, dibujó pases ligados de buena dimensión. Con varios circulares invertidos o dosantinas, afarolados y muletazos por alto, el de Madrid edificó un trasteo de altas cotas técnicas, y ante la solicitud mayoritaria, el pañuelo naranja flameó en la presidencia, decretándose así el indulto de Agresivo, mismo que marcó el cierre del ciclo quiteño 2009.

 

Desde Quito (Ecuador), crónica de Fabricio Guerra