El primero de los compromisos importantes que Diego Silveti afronta este fin de semana, lo ha cumplido en la feria de Tlaxcala, dentro del tercer festejo de su tradicional feria. En esta corrida Diego debutó en el bonito y muy torero coso de Jorge “Ranchero” Aguilar, que registró un lleno. Se lidiaron toros para rejones de Fernando de la Mora, lidiados en primero y cuarto lugar, además de otros dos de Montecristo, segundo y tercero, y dos de José María González, quinto y sexto. El resultado de los toreros fue el siguiente: el rejoneador Leonardo Hernández, silencio y dos orejas, salió en hombros; José Mauricio, silencio y silencio; y Diego Silveti, ovación tras aviso y palmas tras aviso.

 

La espada fue la culpable para que la mejor faena de lidia a pie, la protagonizada por Diego Silveti en el tercer toro de la tarde, se quedara sin premio, pues la labor del joven diestro de dinastía merecía las dos orejas. Y las hubiese paseado de ese toro de Montecristo de haber estado acertado en la suerte suprema, toda vez que Silveti tuvo que entrar a matar hasta en cinco ocasiones. A pesar de ello, Silveti se mostró a gran nivel con el capote en un sensacional saludo a la verónica, que remató con una media a pies juntos de gran torería. Quitó por delantales, y tras un puyazo, brindó la muerte del toro al público. De principio a fin su labor tuvo mucha altura por los dos pitones. Comenzó por alto, para ligar después tres series por el pitón derecho de trazo largo y temple, consiguiendo después dos series de naturales que pusieron la plaza en pie. Una de estas series, compuestas de cinco muletazos, tuvieron mucha largura, mucho temple y una gran profundidad. Antes de finalizar la faena volvió al pitón derecho para ligar otra buena tanda y rematar su labor con unas bernadinas de gran ajuste y emoción. Pero el borrón lo echó con la espada.

 

El sexto, con el hierro de José María González, sólo tuvo opción Silveti a mostrarse valiente y muy decidido, sin volver nunca la cara, a pesar de que el toro, manso y sin humillar nunca, se lo puso difícil y muy complicado. Silveti se justificó sobradamente, ya que lo intentó por los dos pitones con sinceridad y mucha entrega.

 

El rejoneador español Leonardo Hernández aprovechó su paso por la plaza de Tlaxcala para demostrar su calidad y su condición de figura a caballo. Lo intentó con su primero, pero fue con el buen cuarto, un toro de Fernando de la Mora, con el que consiguió una gran faena, pura y de muy buen toreo, demostrando un alto nivel de su cuadra. Lo mató bien y le cortó las dos orejas.

 

Mala suerte en el sorteo tuvo José Mauricio, tanto con el toro de Montecristo como con el de José María González. Muy voluntarioso y queriendo siempre con los dos toros, estuvo por encima de la condición de ambos animales, que no le ofrecieron posibilidad de triunfo.