Por: José Ponferrada Gómez

Pues sí, se da la curiosa y poco conocida circunstancia de que el propio Don Francisco de Goya y Lucientes (o Don Paco el de los toros, como le gustaba firmar) toreó en Montilla, pues antes de pintar la famosa Tauromaquia, la ejerció profesionalmente, ya que careciendo de los medios económicos necesarios para poder llevar a cabo el anhelado viaje a Italia, pensó que podría conseguirlos de la forma más asequible y acorde con su ardiente pasión taurina, o sea practicando la torería andante, por lo que enrolado primeramente en la cuadrilla del espada madrileño Manuel Bayón y después en la del sevillano Pedro Palomo, toreó por las táuricas tierras andaluzas con el nombre de Pancho Goya, constando en la documentada obra del también pintor y aragonés Francisco Zueras Goya en Andalucía, que debió actuar en Córdoba los días 24 y 26 de Julio de 1769, “para hacerlo tres días más tarde en la cercana localidad de Montilla, donde la afición a los toros era muy grande, por su prosperidad económica y por ser centro cultural e histórico de primer orden. La ciudad que muchos historiadores identifican con la Munda de Estrabón y donde naciera en 1453 Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán”.

José Ponferrada Gómez

Por cierto que en la cuadrilla de Pedro Palomo, figuraba igualmente su ahijado Joaquín Rodríguez, que después se haría muy famoso con el apodo de Costillares, gran amigo y compañero de Goya, que lo inmortalizaría en el magnífico retrato que se conserva en el Museo Lázaro Galdiano, de Madrid.

Y a fe que no parece sino que Montilla ejerciera atractivo sobre los pintores toreros, pues no solamente toreó aquí Goya, sino también el famoso Solana “en su juvenil bohemia” como se conmemora en una lápida colocada en el lugar que ocupó el histórico coso donde, afortunadamente, todavía se encierran los famosos y montillanísimos vinotauros que nos evocan la original corrida que se narra en Jirones de la patria chica.

 

Consecuente, pues, con la gran afición a los toros que antes se menciona y que, efectivamente, siempre existió en Montilla, se produjeron en la misma otras interesantes efemérides, siendo las más importantes las que acontecieron en época reciente, protagonizada una de ellas por Cañero., ya que aquí inició su gran carrera de rejoneador, y la otra por Manolete que igualmente principió en esta localidad toreando y matando una becerra en el año 1932, como también consta en una placa conmemorativa.

Y por último no olvidemos que el ya famoso y fulgurante Juli obtuvo sus primeros triunfos en Montilla, actuando en las llamadas “Novilladas de Lujo”.

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La actuación de Goya como torero en Montilla, nos sugiere que el pintor de la Tauromaquia -entre cuyas obras se encuentra precisamente la titulada Casa de locos-, hubiera vivido en el tiempo en que se celebró en Montilla el enloquecido “festejo” conocido por Los locos de Montilla que vamos a recordar, seguro que, de haberlo presenciado, lo habría plasmado en uno de sus más disparatados Disparates, permítasenos la redundancia.

Nos referimos al delirante espectáculo “taurino” que tuvo lugar en la entonces villa de los Marqueses de Priego, en el mes de Julio de 1646, y de cuya resonancia da buena idea el hecho de que no solo figura en el Cossío, que es como si dijéramos el Espasa de los Toros, sino también en otras publicaciones que tratan de casos raros y curiosidades bibliográficas, pues la verdad es que lo ocurrido fue de lo más insólito y extravagante, ya que no en el ruedo, sino en el cuadrilátero del Llano de Palacio, entraron alborotadamente “seis locos a caballo, escogidos por los más bizarros y célebres de cuantos produjo Montilla, feracísima patria de engendros tales. Iban estos sobre briosos caballos, y todo su fin era huir de los toros, asidos y echados de bruces sobre los pescuezos de los caballos; nuevo y entretenido modo de jinetes. Hubo gran risa viéndoles huir a todas partes sin atención, sin tino y al fin sin juicio” (1).

El lector convendrá en que el tema no puede ser más aguafuertista y goyesco.

(1) Nota del autor.- Lo entrecomillado es un párrafo de la carta–crónica escrita en Montilla, con fecha 15 de Julio de 1646, por el P. Jesuita Pedro Martínez, y que al igual que otras muchas procedentes, no solo de España, sino también de distintos países, iba dirigida al P. Pereyra, que solicitaba y recibía de sus hermanos de religión toda clase de datos e informaciones para su proyecto de continuar la magnífica Historia de España del P. Mariana. En esta misma carta queda más que demostrado que la gran afición a los toros que había en Montilla en tiempos de Goya, existía ya cuando el P. Martínez escribía su misiva, que comienza así: “Montilla y Julio, 15 de 1646. Cuando llegué a esta tierra estaba toda ella metida en fiestas de toros; húbolos solemnes y mucho, en Lucena, en Córdoba, Aguilar y otras villas deste partido, excediendo a todos en majestuosa grandeza los de Montilla…”.

(*) Nota a la presente edición.- “Goya practica su “Tauromaquia” en Montilla” se publicó en: JOSÉ PONFERRADA GÓMEZ y JOSÉ ANTONIO PONFERRADA, Espigando en nuestra Historia, Montilla, 2003. Las ilustraciones cuyo pie de foto reza “El montillano Ángel Córdoba Casado…” y “Palacio de los Marqueses de Priego…” pertenecen, también, a dicha obra y artículo.

La temática taurina está presente en otros de los veinte libros de Ponferrada Gómez (Montilla 1919- 2018; véanse detalles en https://cordobapedia.wikanda.es/wiki/Jos%C3%A9_Ponferrada_G%C3%B3mez ). Así, por ejemplo, en Jirones de la patria chica, Córdoba, 1979 o Vilanos sobre Montilla, Córdoba 1980. Angelillo era tío político de Ponferrada, por el lado materno, casado con Aurora Alcaide Cruz. Difieren mis noticias sobre si terminó o no tomando la alternativa amistosa de su amigo Camará. El caso es que el chache Ángel, que anduvo en el negocio del ganado, acabó pasando con su esposa a la Argentina, donde ya él tenía familia. Les fue bien y allí sigue su descendencia. Su hermano Frasquito (que también se marchó), aprovechando una visita a la patria chica fue, con su mujer, padrino en la boda de mis padres (1955). Ángel fue buen amigo de mi abuelo materno, Rafael Cerezo Ortiz, que perteneció a la Escuela Taurina de Montilla y está (elegantísimo, segundo en primer plano a la derecha del prometedor torerito novel) en la famosa foto de “Manolete en pantalón corto”.

De aquella famosa corrida de Manolete en Montilla queda indeleble eco; por una parte en la interviú del periodista montillano José María Carretero, “El Caballero Audaz”, que además de en su Galería la publicó en El libro de los toreros (1947); y por otra también resuena en la fotografía ya citada, con la Escuela Taurina de Montilla (que organizó el festejo). Viene fechándose “allá por el año de 1932”, repitiendo lo escrito en los famosos azulejos, instalados junto a la montillana Puerta de Aguilar (donde estuvieron los famosos arcos y las antiguas Bodegas Gracia, solar donde se celebró la corrida).

Un reciente artículo de nuestro paisano Rafael Contreras Zamora, cuya lectura recomendamos http://www.escaleradelexito.com/la-vinculacion-de-manolete-con-la-ciudad-de-montilla/ ha vuelto a resucitar las dudas sobre si la fotografía y la corrida deberían fecharse, más bien, en 1930. En ese año ya la sitúan José Luis Sánchez Garrido y Rafael Gago, en su Manolete de 1943, pags. 80-81; en el encarte fotográfico entre ambas páginas se incluyen instantáneas de Manolete, con el consabido pantalón corto, «banderilleando y toreando de muleta la primera becerra en la Escuela Taurina de Montilla». Del mismo lado se decanta nuestro buen amigo y gran aficionado Francisco Bravo Antibón, que en correspondencia particular nos dice: «Por más documentos que cruzo no sale de forma coherente la fecha de 1932 que figura en la renovada placa. Hay muchos que nos conducen a 1930». Entre esos argumentos cita datos aportados por Romy (hijo de Guillermo, mozo de estoques de Manolete), que igualmente sitúan el festejo montillano en 1930. Todo esto lo hemos puesto en conocimiento del actual Cronista oficial de Montilla, sin obtener respuesta por el momento.

Y yo, el abajo firmante, entiendo amable lector que, visto lo visto y a falta de argumentos sólidos contrarios, parece lo más razonable adelantar la fecha de la corrida, que según todo parece indicar debió celebrarse a mediados de 1930. Lo que coincidiría, por cierto, digo yo, con uno de los datos que Manolete proporciona al «Caballero Audaz» durante su entrevista, en la que le dice a propósito de la fecha en que toreó en Montilla: «Acababa yo de salir de los Salesianos». Y eso fue a finales de 1929.

José Antonio Ponferrada

Académico Correspondiente de la Real Academia de Córdoba.

Jose Luis Cuevas

Montaje y Editor

Escalera del Exito 254