Fuente: Los toros dan y quitan

FRANCISCO BENÍTEZ SAYOL "PANADERO"Solo para efectos ilustrativos

Obra del pintor coetáneo español Sergio del Amo Sais

Novillero español, nacido en El Puerto de Santa María (Cádiz) el 12 de diciembre de 1791. Hallándose en Sevilla allá por los años 1807, 1808 y 1809, cuando la lucha de las huestes invasoras de Napoleón, trabó amistad con los muchos diestros que se encontraban errantes, por la supresión de las corridas de toros en toda España, y con ellos se escapaba a los cortijos, donde despertó en él la afición a la lidia de reses bravas. Después de haber sido seriamente amonestado por sus padres y familiares, que hicieron lo posible e imposible por evitar que se acercara a los toros, intimó con Francisco Herrera Guillén, y marchando con él a Portugal, trabajó de banderillero los dos años que el espada sevillano permaneció en él. En 1814 regresa a España y se dedica a estoquear por su cuenta en las plazas andaluzas de poca importancia. En abril de 1815 se anunció en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla,  llegó la noticia a su familia y ésta consigue que el Gobernador suspenda la corrida. Apurado por sus padres, volvió al negocio de hornos de pan, los más importantes de El Puerto, que aquellos poseían –de la misma vieja solera es “La Divina Pastora”, que viene elaborando el mejor pan desde 1834-, y aunque no olvida el toreo, apenas se presenta en las plazas, toreando más como aficionado que como profesional.

Don Guillermo Boto Arnau,  en su admirable obra biográfica: “Paquiro ante la historia” refiere haberse topado con añoso cartel taurino del 1 de junio de 1830 de un festejo acaecido en el  Puerto de Santa María, donde Francisco Montes “Paquiro “se encuentra como sobresaliente de espadas, tras de José García “El Platero”, Francisco Ezpeleta, Manuel Montero “El Habanero” y compartiendo posición con Francisco Benítez “El Panadero”. El producto del festejo de ese día  se destinaría al “Equipo y Armamento del Batallón de Voluntarios Realistas y Hospital de Providencia de esta ciudad”, siendo el encierro de las vacadas de d. Jerónimo Alsazua, con divisa encarnada, de los Herederos de los Señores Gallardos, con verde, y de don Francisco Larriba, con celeste.

En la antigua Plaza de Toros de Cádiz,  toreó el 14 de mayo de 1831, a instancia de unos amigos, una corrida benéfica, en la que Juan León y Juan Pastor el Barbero habían de estoquear seis toros, y Benítez los dos últimos; herido Pastor, “Panadero” ocupó su puesto y alternó con el afamado maestro Juan León, que le felicitó públicamente por «su destreza y  serenidad ante los toros.» El diestro portuense llevaba en su cuadrilla a José Bonabar, picador de toros, nacido en Cádiz. Nuestro matador siguió toreando los años siguientes, muchas veces en la Plaza de Toros de El Puerto, lidiando a veces como sobresaliente reses de ganaderos portuenses, como los Sres. José Luis Alvareda, Pedro Echeverregaray y Gaspar Montero, que anunciaba sus toros en los carteles como «procedentes de la famosa casta de los Hermanos Gallardo.» Esta ganadería, tras su muerte, pasó a manos de su viuda, y a su nombre se corrieron en El Puerto el 12 de julio de 1835, con divisa azul y blanca, cuatro hermosos ejemplares que, con junto con otros seis de D. José Luis Alvareda, completaron la corrida de diez que, en lidia a plaza partida, estoquearon los matadores Juan Hidalgo, de San Fernando, y Luis Rodríguez, de Sevilla. En dicho festejo actuó como sobresaliente el infortunado diestro portuense José Benítez “Panadero”. Volvió a torear “Panadero”,  con José Redondo “el Chiclanero”  y Gaspar Díaz, en calidad de media espada o sobresaliente –que tuvo la obligación de matar los dos últimos-, en la Plaza de Toros de El Puerto de Santa María, el lunes 5 de junio de 1843, lidiando ocho toros de don Francisco Ortega, ganadero de reses bravas, natural de El Puerto de Santa María, con divisa negra, debutó en la plaza de la Puerta de Alcalá de la Corte –que debe ser la que en 1754, el Rey Fernando VI mando edificar a los arquitectos Ventura Rodríguez y Francisco Moradillo, en la Puerta de Alcalá, que era una plaza de toros circular con capacidad para doce mil espectadores, que ya era insuficiente, el 5 de octubre de 1840. El 28 de julio de 1844 organizaron varios jóvenes del El Puerto una becerrada e invitaron a Benítez a dirigir la lidia. Uno de los toretes se arrancó tras él, que por su edad –lo que quiere decir que «el aficionado» toreó muchos años-, no pudo saltar la barrera rápidamente, revolcándole y causándole varias lesiones, que aunque aparentemente de poca importancia, le ocasionaron la muerte, dejando de existir en su casa el día 23 de agosto de 1844 a los 53 años de edad. (Crónica del maestro d. Juan José Zaldivar Ortega de su obra “Víctimas del Toreo”).

El erudito taurino, d. Juan José de Bonifaz Ybarra, refiere en forma sucinta que << Estaba prácticamente retirado del toreo activo Francisco Benítez Sayol (Panadero) cuando fue invitado por amigos y paisanos para que actuara como director de lidia en una becerrada que habría de efectuarse el 28 de julio de 1844 en el Puerto de Santa María (Cádiz). Una de las reses lidiadas revolcó al antiguo lidiador, produciéndole lesiones que no parecían de consideración, pero que provocaron su muerte el siguiente 23 de agosto en su domicilio de su citada ciudad natal. »