Fallo a espadas de los diestros, en total sonaron 8 avisos. El festejo duró tres horas en una tarde desapacible por el frío…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Se abrió la programación taurina de las fiestas de la Comunidad de Madrid con una novillada, en la que se conmemoran las jornadas heroicas del dos de mayo de 1808, que protagonizó el pueblo madrileño. Se corrieron seis ejemplares de la ganadería murciana de Yecla de Nazario Ibáñez, encaste Carlos Núñez que sustituyeron a la divisa anunciada de Yerbabuena. De salida se mostraron mansotes yéndose sueltos de los capotes. Tras la suerte de varas cambiaron y llegaron a la muleta embistiendo con la cabeza humillada, nobleza y repitiendo.

 

Dieron cuenta del referido encierro, el conquense Mario Alcalde, el muciano de Cehgil, Antonio Puerta que hizo su presentación y el cacereño Rafael Cerro. Este trío de toreros anduvo bien con el capote y la muleta, sumando buenos momentos. Pero a la hora de matar demostraron un desacierto total, por ese vicio impuesto  en la torería actual por los diestros ventajistas, que han ganado buen dinero mistificando la suerte de matar, llamada la «suerte suprema», la «hora de la verdad» y «la que da y quita». La mayoría de los matadores actuales ejecutan la suerte de matar jugando mal la muleta, cuando antes se decía que la 

que mata es la muleta pues lo correcto es lanzarla hacia el pitón contrario para que humille el astado y marcarlo a la salida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hoy se perfilan en vez del centro de la suerte al hilo del pitón, sino al margen de este atacando con el brazo suelto y yéndose fuera de la suerte alargando el brazo, sin jugar la muleta. Así el estoque lo clavan bajo si no queda en un pinchazo alevoso. Los referidos novilleros de esta tarde desagradable por el frío imperante, fallaron a espadas y se escucharon ocho avisos en total que nos obligaron a abandonar el coso a las tres horas de haber comenzado el festejo.

 

Los diestros por vergüenza torera deben de rectificar y realizar la suerte de matar como mandan los cánones y los aficionados deben de exigir que la suerte de haga con arreglo al clasicismo. A veces lamentablemente, si el toro dobla de un bajonazo hasta se pide la oreja y se protesta a la Presidencia por no haberse concedido. Por el bien de la fiesta y su pureza los nuevos aficionados deben aprender lo que es la tradición del toreo y deben de contar con la referencia de como mataba por ejemplo Rafael Ortega, o en la actualidad José Ignacio Uceda Leal, que a veces su perfección molesta a los «listos ventajistas» .

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

José Julio García

Decano de la Crítica Taurina

Periodista – Escritor

Escalera del Éxito 103