En primer lugar salió el torero afincado en Higuera de la Sierra, José Luis Parada, el cual ha estado enorme esta tarde. Se gustó mucho con el capote toreando a la verónica, para después torear a un novillo del Marqués de Domecq al ralentí. La embestida del toro fue un gusto y el sanluqueño rebosó arte por los cuatro costados. Toreó por ambos pitones, dio circulares completos y pases de la firma, y finalmente mató de más de media estocada que le valió las dos orejas y el rabo.

José Ortega Cano se encontró muy a gusto con el segundo y toreó a placer para el gusto de todos los presentes, se creció ante el toro. El toreo al natural fue del de antaño, como en sus mejores tiempos, hubo cambios de mano y también dejó su particular sello. Mató de más de media estocada en todo lo alto, con lo que cayó de inmediato y también cortó los máximos trofeos.

Paco Ojeda ha devuelto a la afición a sus mejores tiempos en un toreo de cercanías como siempre le gustó, enroscándose al toro, dando circulares completo, por la derecha, por la izquierda y formó un auténtico alboroto. Lástima que fallara con los aceros, pero el cariñoso público de Higuera le agradeció su entrega con las dos orejas.

A continuación salió Espartaco, que estuvo como un auténtico león con un toro que no le ayudó en demasía, pero con su poder y su buen hacer consiguió inventarse una faena que el toro no llevaba dentro. Mató de estocada al de Millares y también cortó dos orejas y rabo.

Pepe Luis Vázquez tuvo menos suerte aún con el que le tocó y poco pudo hacer el hombre, aunque sí que lo intentó y tuvo detalles del toreo sevillano de pellizco que atesora. Cortó igualmente las dos orejas del burel.

El elenco de tan magnífico cartel lo cerró Miguel Báez “Litri”, el hijo de ese otro Litri, el viejo, que tanto ayudó al padre Girón en la organización de este festival, y que este año, más que nunca, el pueblo de Higuera debe a ellos y a Pedro Macías. El toro pecó de sosería y Miguel hizo todo lo que pudo, aun que nunca se vino abajo y siempre intentó agradar al respetable llegando a llevarse  incluso un pitonazo en el gemelo sin consecuencias. También cortó las dos orejas.

Cerró el festival el novillero afincado en Higuera Manuel Sarrión, el cual tenía hoy que solucionar la papeleta de torear con semejante cartel. El torero nunca echó la cara atrás, e incluso sufrió varios revolcones llegando a partirse el labio con un derrote que le propinó el novillo. También cortó las dos orejas y todo el mundo salió feliz de haber podido presenciar una tarde con un abanico de toreros tan iguales y tan dispares a la vez.

Seguro que el cura ha disfrutado de lo lindo con todos nosotros, y esperemos que este festival se siga celebrando por muchos años más.  

 

 

 

   conchita rodriguez ortiz web.jpg      Crónica de Conchita Rodríguez Ortiz