Tarde de expectación por los toros de la divisa de Vitorino Martín que se lidiaban al fin en la larga programación de san Isidro y esta feria. El veterano ganadero que hoy pastan sus toros en la provincia de Cáceres envió un encierro cárdeno de bonita lámina, sin exceso de peso el que más alcanzó pesaba 552 kilos y el de menos 485. Con bravura y encastados que se lucieron al arrancarse de lejos en la suerte de varas. Embistieron con fijeza y repitieron.

 

Los diestros Antonio Ferreras, Diego Urdiales y Alberto Aguilar dieron réplica a los «Vitorinos» con decisión y sin arrugarse incluso el último espada que fue premiado con la oreja del tercero.

 

Antonio Ferreras se las vio con el primero que lanceó con decisión. Lo colocó de largo en varas y se arrancó el astado con ímpetu. Clavó banderillas con lucimiento a un toro bravo al que sacó una faena con toreo de perfil y citando con el pico de la muleta con demasiados pases, sonó un aviso y para rematar empleó dos pinchazos y una estocada ladeada yéndose de la suerte.  Ovación al toro en el arrastre. El cuarto playero y descarado de cornamenta cumplió bien en varas empujando. Banderilleó con acierto, el toro se mostró reservón, lo porfió y aguantó el cabeceo. Tras un pinchazo sonó un aviso y acabó de una estocada caída. El público mostró su desagrado.

 

Diego Urdiales colocó de lejos al segundo ante el caballo, con el propósito de dejarlo ver. Por blandear se le castigó poco. Banderilleó con decisión y el toro llegó a la muleta gazapón y derrotando alto. Faena perfilera con demasiado pases que acabó de media estocada, un bajonazo, aviso y estocada delantera. El quinto tardó en arrancarse al caballo y en la pelea en varas cumplió. Ante la muleta el toro se vino abajo y se quedó corto de embestida. Lo despachó de una estocada corta, una estocada y sonó un aviso antes de que doblara el cornúpeta.

 

El madrileño Alberto Aguilar, dejó ver su clase torera desde que se abrió de capote. Ante el tercero cornialto lo toreó con empaque a la verónica. El toro se arrancó de lejos con la cara alta. Se descaró ante el astado y lo sometió armándole la embestida y dejó ver su clase y torería en los muletazos mandones y variados, y al matar de una estocada certera fue premiado con una oreja. Ante el sexto que embestía humillado y con nobleza se acopló en tandas de muletazos que tuvieron calidad torera, cuando tenía el ambiente a su favor el fallo a espadas nubló el éxito grande que se le presumía. Remató de media estocada y dos descabellos. Dio vuelta al ruedo. Este diestro está para que le den más oportunidades.

 

 

 

 

 

 

José Julio García

Decano de la Crítica Taurina

Periodista – Escritor

Escalera del Éxito 103