Casi lleno en los tendidos de la Monumental de Las Ventas, en la corrida de la prensa de Madrid. El comportamiento entusiasta del público ha borrado el entendimiento y saberes de la afición de Madrid que prestigió la plaza en otros tiempos. Se corrieron seis toros de la ganadería toledana»El Montecillo»

 

Encaste actual Juan Pedro Domecq Diez. Bien de presentación, todos mansos. El sexto se dejó torear embistiendo con nobleza.

 

Manuel Jesús «El Cid» pechó con el primero que lo picaron trasero y se durmió en el peto.

 

Llegó a la muleta cabeceando y desarmando viéndose la querencia de toriles y rehuyendo la pelea recorrió medio ruedo. Dobló de una estocada con el brazo suelto y tres descabellos. El toro fue pitado en el arrastre. El cuarto después de varas embistió con la cabeza a media altura. La faena quedó en un trasteo y lo despachó de pinchazo sin soltar con el brazo suelto, estocada ladeada perfilándose fuera de la suerte, descabello, aviso y se acuesta el toro por su cuenta.

 

César Jiménez  tuvo en el segundo un toro que dobló bien y encelado en el capote. En varas recibió un pullazo bajo. El de Fuenlabrada se decidió a sacar faena citando fuera de cacho descaradamente. El toro con nobleza tomó la muleta con buen trazado. Realizó bien la suerte de matar y dejó una estocada trasera. Sonó un aviso y dos descabellos. El quinto corneó el peto y se salió suelto en varas. Jiménez brindó a la Infanta Elena que ocupó una barrera del 1. El toro tardó en tomar la muleta, desigual faena que remató de pinchazo caído, un metisaca, pinchazo y media estocada.

 

Iván Fandiño se le vió decidido y con ganas, se lució en un quite al segundo.  El tercero, un toro noble que doblaba la embestida al revés lo porfío, pero no hubo nada que destacar. Recorrió media plaza para tratar de sacar algo. El toro igualaba y al fin tras un pinchazo y sonar un aviso remató con el descabello. El sexto salió huyendo con la mansedumbre a cuestas.

 

En la primera vara topa contra el caballo y produce una caída al descubierto. Mejora ante la muleta y embiste noble y repitiendo, surgieron pases sobre ambas manos sacados fuera de cacho. Al público le dio lo mismo y acogió con entusiasmo sin tener presente la pureza y los cánones del toreo, sin cruzar y con el brazo suelto dejó una estocada sin puntilla. En los tendidos explotó el delirio y le concedieron una oreja.

 

Al salir del coso los veteranos aficionados nos hacíamos cruces de ver el estado actual de la fiesta.

 

 

 

 

 

 

 

 

José Julio García

Decano de la Crítica Taurina

Periodista – Escritor

Escalera del Éxito 103