Reseña: Ladislao Rodríguez

Fotos: José Luis Cuevas

El himno español abrió y cerró este genuino festejo que fue aplazado en el mes de mayo, fecha habitual para celebrarlo. Para mantener esta centenaria tradición, el Círculo Taurino de Córdoba se comprometió a la organización de esta histórica becerrada homenaje a la mujer cordobesa, y ¡Por fin! se celebró el domingo.

No exactamente como la creara «Guerrita» a finales del siglo XIX, donde la mujer era la única que podía estar en los tendidos y los hombres en el callejón. En esta edición, siglo XXI, se le ha querido dar una imagen más abierta y familias enteras, incluidos los varones, han podido estar juntos en los tendidos, que se llenaron en una cuarta parte. Tampoco había que tener invitaciones para el acceso a la plaza, ya que las puertas estaban abiertas y la entrada libre. El espectáculo comenzó con una exhibición de carruajes y, al concluir el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de los socios del Círculo  Rafael Muñoz y Gloria García, recientemente fallecidos.

Para sacar adelante el festejo, Alfonso Téllez, presidente del Círculo, ha contado con la colaboración de la Sociedad Propietaria de la Plaza de Toros, que ha cedido el coso y de la empresa arrendataria que ha regalado los becerros de Zalduendo, excelentes, por cierto. Rafael Jiménez «Chiquilín» fue objeto de un homenaje por parte de la Sociedad Propietaria, cuyo presidente Rafael Centeno, le entrego una placa de recuerdo. En el apartado artístico Antonio Javier Abad (oreja), Josué Hidalgo (dos orejas), Javier Gallardo (ovación con saludos) y Angelín (dos orejas). Los cuatro salieron de la plaza a hombros.