Llegó a la Catedral del toreo, Arturo Saldívar, llegó y conquistó al selecto paladar del más exigente público taurino, por la solidez de su arte.

 

Al final diría que no tiene ni el arte de Morante ni el valor de Talavante, pero si todas las ganas por querer ser; cosa por demás elogiable, por la sencillez del concepto de ser y estar, aplicado a una actitud que dijo todo, en la Monumental Plaza de Las Ventas.

 

No salió por la puerta grande del coso titular de mundo taurino, por las fallas con el acero, pero sí convenció con base en su determinación, valor, entrega, sentimiento, inteligencia… que va en busca de la supremacía, y no me queda lugar a dudas que la va hallar.

 

¿Qué no tiene el arte de Morante y el valor de Talavante?

 

Aún es muy temprano para afirmarlo, porque posee la clase, calidad, serena inteligencia y el aguante, que lo conducirán a la más refinada expresión en el orden taurino, en el orden estético y en el orden artístico.

 

Ese es el camino, y… ¡va bien!

 

En la grandeza está en la sencillez, y él… está ahí.

 

Lo apolíneo tiene el sustento de lo dionisiaco, y por ello, trascienden sus todavía incipientes creaciones, por la irrebatible honestidad en la propuesta.

 

Incipientes, pero intensas, esa fina arquitectura de sus creaciones va in crescendo, y por ello, deseamos que en Arturo Saldívar esté ese torero que nos ha hecho tanta falta en México.

 

No se ha dado coba por nadie, ha seguido la ruta trazada.

 

Que tardó un poco más que sus compañeros, sí… es verdad, pero él lo ha conseguido con todos los honores, con base sólida; y aún sin orejas, abrió de par en par, la puerta del reconocimiento del respetable venteño, que al unísono dio su irrebatible veredicto al otorgarle, además de dos ovaciones de gala en el tercio, una más cuando abandonaba el coso.

 

Arturo Saldívar va bien, y eso se nota, esperamos que no se contamine, ni haga caso a mal sanos comentarios, a esas fastidiosas adulaciones, y nada edificantes falsos elogios, que en más de una ocasión sólo desorientan a los toreros, y muchas, les extravían.

 

Tiene todo para conquistar al universo, le deseamos sinceramente… que lo consiga.