Roberto Galán (de rosa y otro), recibió al primer novillo de la tarde, Fercho, con el No. 507, de 421 Kg.; cárdeno oscuro, gargantillo, bragado corrido, enmorrillado, espejeado de los cuartos traseros, comodito de cuerna. Lo probó por verónicas y lo remató con una media, poca pero lucida labor con el capote, el novillero se mostró con mucho sitio; después de un puyazo en todo lo alto, le hizo un quite por chicuelinas muy ajustadas. Con la muleta se mostró muy voluntarioso, hizo cuatro tandas de derechazos templados y por naturales dos más, dejando ver buena técnica y talento; pinchó en 5 ocasiones y despachó al primer golpe de descabello. El cuarto toro de la tarde, Gonzo, No. 481 con 405 Kg.; negro, cornigacho; tuvo una  salida alegre y una muy buena arrancada, novillo bravo y noble; Galán se luce con verónicas bien ejecutadas en su saludo capotero; el novillo recargó muy bien en los caballos embistiendo con fuerza; al quite, el madrileño realizó una muy bonita caleserina; brindó al empresario; con la muleta cita desde los medios al novillo con pases por alto, aprovechando la arrancada franca y alegre de Gonzo y le hace una muy buena tanda de derechazos; lamentablemente, el novillo cambió de lidia, pero eso no impidió que Galán hiciera su mejor esfuerzo por agradar. Deja una media estocada en buen sitio que le hace merecedor de una oreja.

                Jorge Adame (de berenjena con pasamanería en negro), recibió a Pixo, No. 512, de 436 Kg.; cárdeno claro, nevado de los cuartos traseros, meano, gargantillo, sobaquero, muy bonito de tipo; el novillo es difícil en el primer tercio y le deja hacer muy poco, pues es violento en las embestidas, situación que mejora después de que el picador le hace sangre; con la muleta inicia pegado a tablas, de rodillas, con pases por alto; el novillo es noble y repite las embestidas metiendo muy bien la cabeza –sobre todo por el lado derecho-; Adame lo torea por derecha y por naturales, pero tiene poca conexión con el respetable; al final de su faena ejecuta dos dosantinas y tres manoletinas en su afán por gustar al respetable; deja una estocada hasta la empuñadura, tendida, pero efectiva; una oreja es concedida a solicitud del público. En su segundo novillo, el 5º de la tarde, Cazo, No. 508, de 427 Kg.; negro meano, corniblanco, astifino, paliabierto, con un auténtico sombrero charro; las cosas se le complicaron a Jorge Adame, quien realizó una labor riñonuda para salir airoso en una pelea donde el novillo tenía ventaja pues llovía a cántaros; lo despachó después de seis intentos y se llevó las palmas del público.

El zacatecano Antonio Romero (de verde esperanza y oro), nos deja muy claro que tiene una gran afición y un compromiso muy claro con lo que hace, mostró mucho sitio, temple y serenidad en el único novillo que toreó. Romerito tuvo en suerte al tercero de la tarde, Migueloncho, No. 469, de 439 Kg.; negro, apretado de carnes y de cuerna; tuvo salida contraria y fue recibido con dos largas cambiadas de hinojos, luego tres verónicas en su saludo capoteril; Migueloncho, como sus hermanos, recargó bien en los caballos, recibió buena puya, a pesar de que el picador le tapaba la salida, por lo que recibió un aviso de amonestación. Romerito puso banderillas y después de dejar el segundo par, es atropellado por el toro, sin consecuencias mayores; el tercer par es el mejor de todos. Con la muleta, a base de pases por alto lo coloca y le da su tiempo y su distancia; de ahí en adelante, lo que Antonio Romero mostró es que sabe torear, pese a que este novillo no tuvo el mismo recorrido que los demás. Muy voluntarioso, conectó muy bien con el público, probó al toro por ambos lados y en varias ocasiones puso su cuerpo como carnada para que novillo embistiera. Pinchó en todo lo alto y al segundo intento dejó una estocada entera ligeramente tendida. El juez hizo caso omiso de la solicitud unánime del público y no le concedió la oreja; pero Romerito dio la vuelta al ruedo para recibir el cariño y el apoyo de sus paisanos.

 

 

Desde Zacatecas (México) crónica de Jánea Estrada Lazarín