Luis Francisco Esplá se ha encontrado con un primero de buena condición pero flojo. El alicantino lo despachó de media y dos descabellos al término de un trasteo técnico y académico. Tuvo que refugiarse en terrenos de toriles para hallar un sitio donde no molestará tanto el aire en el cuarto. Un terreno que convenía igualmente al astado y cerró su actuación por estatuarios antes de dejar una media estocada que necesitó un descabello para finiquitar su adversario. Paseo un trofeo con una vuelta en la que recogió todo el cariño de esta afición al que decía adiós.  (Saludos y oreja)

Enrique Ponce entendió a la perfección que el segundo de la mañana, un  precioso jabonero. Le encontró enseguida el ritmo y la faena fue construida acorde las condiciones del toro, con mucha suavidad. Solo la justeza de fuerzas del ejemplar impidió que la faena cogiera los altos vuelos a los que acostumbra el maestro de Chiva. Lo mató de media previo pinchazo y cortó la primera oreja del festejo. Altos vuelos iba a tomar en el quinto, un toro que brindó al respetable a pesar de haberse arrodillado antes en tres ocasiones el Juan Pedro. Y retomó la dulce melodía iniciada treinta minutos antes, y se prolongó hasta los circulares rodilla en tierra que pusieron la plaza hecha un clamor. Lástima que el fallo reiterado con la espada emborronara una prestación que le hubiese valido las dos orejas. (Oreja y vuelta)

Julio Aparicio salió muy decidido para abrirse de capote y cimentó un trasteo laborioso a un toro noble y manejable con el  que no terminó de acoplarse. El último de la corrida parecía ofrecer opciones, pero el diestro solo dejó un el sello de un natural, pero ¡vaya natural! (palmas y silencio)

 

Crónica de Laurent Deloye “El Tico”