En Texcoco… brillantísima presentación de Saldívar, abrió la puerta grande (Video)

 

 

 

 

 

 

Indebidamente se dio un arrastre lento al tercero que salió huyendo del caballo de la contraquerencia, cuando apenas y le dieron un refilonazo, y se estrelló con el jamelgo de la querencia, provocando un derribo (caída accidental), al aventar derrotes en los cuartos traseros del equino; mientras que al sexto, Usía, decidió regalarle una vuelta al ruedo, por brevísima comparecencia con el del castoreño, y acudió en el tercio final con docilidad pastueña.


Uriel Moreno El Zapata: Oreja y silencio.


Miguel Ángel Perera: Saludó en el tercio y silencio.

Arturo Saldívar: Dos orejas y dos orejas y rabo.

Detalles:
El banderillero Marco Antonio Sánchez saludó en el tercio tras parear excelente al segundo, y el español Juan Sierra después de banderillear al quinto.

Uno de los más sólidos prospectos a coronarse figura del toreo mexicano, lo tenemos en la persona de, Arturo Saldívar, un joven que retrasó como novillero, quizá, su consolidación como tal, y por ello, estuvo a punto de no ser tomado en cuenta para el proyecto tan ambicioso que dirige el visionario, Julio Esponda; por fortuna, lo enviaron a España, y allí, justo allí… comenzó su vertiginoso ascenso hasta que fue llevado al doctorado en tauromaquia, con el sustento de sus sólidos argumentos.


Este Viernes Santo, Arturo, ha dejado dos interesantísimas lecciones de bien torear, no sólo por la fina arquitectura de su toreo, sino también, por las cuestiones de contenido que sustentaron la obra taurina, que degustamos los reunidos en el coso texcocano.

Tuvo dos ejemplares, sí débiles porque rodaron varias veces por la arena y que además tuvieron el pecado de la mansedumbre, al igual que todos los lidiados esta tarde, supo realizarles faenas de sumo talento.

Su primero, que huyó despavorido del pequeño picotazo que le hizo el varilarguero, y que acabaría derribando (caída accidental) tras estrellarse con el jamelgo que aguardaba en la querencia natural, fue toreado espléndidamente por Arturo, quien con serena inteligencia, y un sentimiento que fue guiando la estructura de su obra, apoyado en inmejorable técnica, extrajo series aguantando la embestida a cuenta gotas, que iba dejando en el redondel el astado. Series que inexplicablemente aparecieron, fueron consecuencia de haber ido consintiendo al toro, llevándolo a media altura para que no sucumbiera, y después merced al aguante que ya hemos señalado, alargar cada pase para constituir series de enorme valía. Rubricó con una entera que ha sido suficiente para el cónclave en medio de los vítores exigiera las merecidas dos orejas que abrieron de inmediato la puerta grande de par en par.


Ya tenía la puerta grande, pudo haberse conformado Arturo con el que cerró plaza, que dio mala lidia en el capote, pero no fue así, comenzó a enseñarlo a embestir, llevarlo con sumo cuidado para que atendiera a sus órdenes, y así aparecieron series con ambas manos que fueron la mágica conducción de la dócil y obediente embestida.


Series plenas de temple, ritmo y armonía, el mérito de ambas faenas ha sido de Arturo, y por ello habrá que reconocerle esta virtud. Había un pequeño sector ubicado justo arriba de toriles que intentó equivocar al respetable, intentando el indulto de un toro, si tan bien presentado como ha sido todo el encierro, pero que no peleó en caballos, que acudió sumisamente, y que al final de la faena salía con la cara alta recortando la embestida, por fortuna, la cordura invitó a Arturo a finiquitar su propuesta artística, y al dejar un gran espadazo, y rodar sin puntilla el astado, fue merecedor a las dos orejas y rabo que ha paseado con la satisfacción que da lo bien expuesto.


El Zapata ha cortado una oreja de mérito en su primero, esforzado ha estado con dos ejemplares que tuvieron apenas y un suspiro de casta, así como una efímera bravura. Acudieron al caballo a regañadientes y con la cara en el peto además de estar suelta, ya que intentaron quitarse el pequeño rasguño que les hicieron los piqueros.


Uriel, en ambos ejemplares banderilleó exponiendo, pero ahí se acabaron sus toros. Dejando un par de faenas de suma voluntad y entrega.
No… no se nos olvidan, con su segundo, cuando lo saludó con la capichuela, la media docena de largas cambiadas de hinojos que celebró la asistencia, pero fueron tan pocas las cosas que le permitieron concretar sus toros, que nos quedamos con deseos de ver más.


Y el torero ultramarino,
Miguel Ángel Perera, bien en su primero, llevándolo toreado a media altura para que no claudicara que era sumamente débil, aunque nos quedó la duda de que abusó de los pases en redondo, ya que aparecieron desde el inicio… circulares por la derecha que tuvieron inmediata respuesta con dosantinas, mal… muy mal con el acero, para escuchar silencio; y en su segundo, su voluntad le hizo escuchar palmas en el tercio.

Este sábado regresa al coso texcocano, y deseamos que ahora sí encuentre dos ejemplares que le permitan recrear el arte que atesora.


A
Julián Hamdan deseamos que no le equivoquen tantos halagos innecesarios, ya que es un hombre inteligente y cabal. No dudamos de lo buen ganadero que es, pero ayer no fueron las cosas como parecieron ser. La edificante autocrítica, le dirá la verdad sin compromisos de lo que aconteció, con el fin de que su ganadería siga la senda de la encastada bravura de noble embestir. Sus toros estuvieron impecablemente presentados, pero lamentablemente mostraron inobjetable mansedumbre con los piqueros, al margen de haber visitado en varias ocasiones la arena por la debilidad manifiesta.