Nuevamente Uriel Moreno El Zapata ha sido anunciado como el atractivo fundamental de otra Feria importante -de las muchas que felizmente se organizan y, cuentan con él, en nuestra geografía nacional- en esta ocasión… en Teziutlán; ahora mismo todos le quiere ver, todos quieren degustar de sus aportaciones en el orden taurino, en el orden estético, en el orden artístico, por ese poder del sentimiento que avasalla, conmueve y trasciende.

 

Su notable esfuerzo, desde toda la vida, se ha acentuado todavía más, si cabe, en las últimas épocas, dejando esos episodios irrepetibles, llenos de gran valía, y sustentados en una inobjetable variedad, merced a la capacidad imaginativa con la que ilumina a sus creaciones, que caminan desde los cadenciosos dibujos rítmicos con el capote, visitando la fascinante espectacularidad en banderillas, en donde otorga todos los terrenos a los toros, elevando al público a la sublime locura; como igualmente sucede, en la sentida armonía que llevan los templados trazos que van apareciendo con el sutil caminar de su muleta, inundando de esa paz espiritual al diletante taurino.

 

No obstante, y se entiende, que todo no debe quedar aquí.

 

Ha ido a Francia y ha triunfado, ha estado en Sudamérica y ha hecho lo propio, ha triunfado en todos los cosos nacionales, especialmente en la Monumental México, pero tiene esa asignatura pendiente, dirían los amigos españoles, de comparecer en el coso titular del mundo, en donde además de su confirmación… confirmaría allá el gran torero que es aquí, así como el espléndido momento que pasa en su evolución espiritual, gracias a su edificante madurez.

 

Durante su comparecencia en la Feria de Aguascalientes le vimos platicar animadamente con el talentoso empresario, Manuel Martínez Erice, quien hará muy bien en invitarle a comparecer el próximo año, a la sesión más importante del mundo taurino… la Feria de San Isidro.

 

Sí… Uriel tiene todos los merecimientos, cuenta con todos los argumentos para conquistar a Las Ventas. Ha sido una lucha sin cuartel la que ha sostenido desde novillero para conquistar el sitio de privilegio que ahora posee; una evidente evolución en su espíritu que se aprecia en las formas de sus creaciones, las que tienen irrebatible sustento en el contenido, y sí… sí señores, merece que la vida le recompense haciendo realidad esa ilusión que albergan todos los toreros, y sobre todo, cuando son tan luminosos seres como sin lugar a dudas lo es Uriel, quien merece confirmar en Las Ventas.