El sábado 22 de octubre nos llegó la noticia que me llenó de sentimiento, en el hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid) había fallecido Antonio Chenel “Antoñete”, torero amigo desde la infancia.

 

Había nacido en Madrid el 24 de junio de 1932, y vivía en la calle Goya nº 12, su padre fue empleado de la Casa de la Moneda. Acudía a la Plaza Monumental de Las Ventas donde vivía su hermana Carmen casada con Paco Perjo, mayoral de la plaza, hijo del señor Miguel, mayoral de la empresa. Más tarde se trasladó con su familia a vivir a la plaza, en el patio de arrastre. Entonces un grupo de chavales en 1939, nos reuníamos a jugar al toro en dicho patio de arrastre coincidíamos con “Antoñete”. Su hermano Rafael, Paco Cenjor que fue picador de toros, sobrino de “El Chico de la Plaza”, peón de confianza de Nicanor Villalta, el hijo del picador “Cicoto”, de la cuadrilla de Antonio Bienvenida.

 

El padre de “Antoñete” y el hermano mayor, Paco, actuaban de monosabios y salían con el picador  de turno. “Antoñete” que ya dejaba ver su estilo sublime de toreo de temple, pasado el tiempo decidió ser torero, podía haber sido futbolista, pues jugaba con clase en el pase y en el regate y muy valiente, nunca volvía la cara, aficionado madridista, cuánto le hubiera gustado jugar en el Real Madrid.

 

Pasa el tiempo y nos prueban en la ganadería de García Aleas de Colmenar Viejo, y en 1949 decide ser torero, se inicia toreando en la parte seria del espectáculo cómico-taurino de “Los Charros”, donde va formándose. El 10 de febrero de 1951 se presenta en la Plaza Monumental de Barcelona con gran éxito.

 

 

Don Pedro Balañá, el recordado empresario catalán le repite el 17 de septiembre en esta ocasión lidiando novillos de Garro y Díaz Guerra, entusiasma con su toreo de calidad y temple. Cierra la temporada con 13 novilladas y dejando un buen ganado cartel. En 1952, hace su presentación en Madrid un 5 de junio ante novillos de Nicasio López Navalón acompañado de Manuel Perea “Boni” y de Manuel Aguilar “Carriles”, causa una gran impresión entre la afición con su toreo y también como estoqueador. Su temporada fue de consagración torera. El 8 de marzo de 1953, Julio Aparicio le otorga la alternativa en  Castellón con toros de Francisco Chica en presencia de Pedrés. El 13 de mayo le confirma la alternativa en Madrid Rafael Ortega con toros de Alipio Pérez Tabernero Sanchón en presencia de Julio Aparicio. A los dos días repite actuación con apoteosis, corta cuatro orejas a sus toros, de Bohórquez. Torero  de estructura ósea, frágil, sufre una cogida  que le produce fractura del brazo izquierdo.

 

A finales de 1953, actúa en México sufriendo otro percance. En 1954, entre éxitos y percances ya tiene afianzada su personalidad torera de exquisito estilo. Se cambia de domicilio y se va a vivir en la calle de Bocangel, 16. Como buen católico  y castizo madrileño sentía devoción por la Virgen de La Paloma, también su madre, que cuando toreaba acudía al templo donde se venera el cuadro que representa tal advocación de la Virgen que en Madrid se le profesaba tanto fervor.

 

La senda taurina  de “Antoñete” cuenta con avatares triunfales y huesos rotos.

 

En 1966, el 15 de mayo, festividad de San Isidro, le toca en suerte el toro “Atrevido” de pelaje ensabanado de la ganadería jerezana de Orborne y el ámbito de la Monumental de Las Ventas se llena de entusiasmada emoción, faena de ensueño presidida por el temple, la elegancia en el además del torero y la elegancia en el juego de los trebejos toreros. Toreó a gusto, gustándose, gozando en cada pase de la noble embestida del toro que repetía con la cabeza humillada. Fue un prodigio  de toreo. Entre triunfos y cornadas siente una baja de moral y abandona los ruedos en 1971.

 

El 7 de septiembre de 1975 en Madrid lidiaseis toros de las divisas de Sánchez Fabres, García Romero y Camaligera, decide dejar el toreo y le corta la coleta en el ruedo su cuñado Paco Parejo. Parecía que la decisión iba en serio, y alejado de los ruedos en 1977 decide ir a torear a América y vuelven los triunfos y la nostalgia torera.

 

 

Entonces coincide la reaparición del sevillano Manolo Vázquez que se había alejado de los ruedos en un momento bajo de ánimo y deja ver un torero decidido que entusiasma. Alternando el 22 de abril de 1981 en la Maestranza de Sevilla, toros de Don Carlos Núñez obtienen un gran triunfo.

 

El 7 de junio de 1981 comparece en Madrid con toros de Martín y Garzón y repite el triunfo de reaparición en Sevilla  con Manolo Vázquez, sale en hombros por la Puerta Madrid, al grito coreado “Torero”, “Torero”, pues había puesto el arte del toreo en los cielos.

 

Retirado de los ruedos, Manuel Molés le invita a colaborar en sus emisiones de radio, y ha colaborado también en las retransmisiones televisivas con comentarios oportunos de consumado profesional del toreo.

Hemos coincidido estos últimos años formando parte del jurado del Ayuntamiento y la Comunidad Autónoma para otorgar los premios taurinos de la Feria de San Isidro.

 

Adiós sentido y emocionado al amigo de la infancia y grandioso torero paisano que tanto añoraremos su estilo de torero genial y su entrañable amistad.

 

 

 

 

José Julio García

Decano de la Crítica Taurina

Periodista – Escritor

Escalera del Éxito 103