Con el tiempo, la mujer empezó a interesarse en el acontecer taurino dentro del ruedo, como espectadora, y tuvo la afición de asistir a las plazas de toros en las barreras. Prueba de ello ha sido el poema “¡A los toros!” de Tomas Rodríguez Rubí:

 

Roziya, vente á los toros;

Roziya, vente á gosar,

porque con toros la tarde,

conviándonoz está.

 

 Azoma aquí eze palmito

e cara tan selestial,

e arrepara en que tu chayro

hoy te viene á conviar.

 

Vamo, Roza, por la Vigen

ajuera eza puerta zal,

y en laz ancas e mi bayo

erramando luz irás.

 

Años más tarde, la mujer buscó un sitio dentro del ruedo, en un tiempo en el que todavía no conquistaban logros importantes en puestos laborales en las fábricas o teniendo una vida económicamente activa. Entre los siglos XVIII y XIX, destacaron nombres que a la fecha se recuerdan: Nicolasa Escamilla “La Pajuelera”, mote que llevó por el oficio que desempeñaba, Dolores Sánchez “La Fragosa” y María Salomé Rodríguez “La Reverte”. Años más tarde, hizo lo propio Juanita Cruz, que a diferencia de las anteriores toreaba con falda pantalón, y ha sido, quizás, una de las toreras españolas más recordadas y memorables que ha tenido la historia.

 

Tras la guerra civil española, llega el auge de toreras en América Latina y Portugal, ya que por ley no se podía torear en España. Nombres importantes que cabe mencionar son: María Aguirre “La Charrita Mexicana”, María Cobián “La Serranita”, Juanita Aparicio que radica en esta ciudad de Querétaro (al centro de la República Mexicana) que en los años cincuenta se presentó como novillera en la Monumental Plaza de Toros “México”, las norteamericanas Bette Ford que también conquistó el coso de Insurgentes y Patricia McCormick y la colombiana Bertha Trujillo “Morenita de Quindío” que tomó la alternativa en Tabasco. A mitades del siglo XX, la mujer no sólo buscó consolidarse como torera, sino también en las cuadrillas, tal es el caso de las banderilleras Gloria Gaona y Eva Belmonte y la picadora sevillana Eva Armenta.

 

En los años ochentas sonaron nombres como Maribel Atiénzar y Raquel Martínez, quien llegaron a la alternativa, la primera se presentó en Las Ventas el 2 de julio de 1978 cortando una oreja. Fue una época donde las mujeres empezaron a tener mayores éxitos en el toreo a pie. Más tarde llegaron dos matadoras españolas, sus nombres son Cristina Sánchez y Mari Paz Vega, de quienes vimos su confirmación de alternativa en la México de manos de Miguel Espinosa “Armillita” y Rodolfo Rodríguez “El Pana”, respectivamente.

 

Fue el mes pasado, el 28 de febrero en que la michoacana Hilda Tenorio se convirtió en la primera mujer en tomar la alternativa en la plaza México, siendo la onceava en doctorarse de la historia del toreo y de igual manera la única que como matadora de toros salió a hombros de la monumental capitalina. Hilda se inició en el grupo de niños toreros de Pepe San Martín y se presentó como niña torera en la México en octubre del 2001. En la actualidad las escuelas taurinas son un semillero importante para la tauromaquia, y las mujeres han formado parte del alumnado con el fin de un día llegar a ser toreras, en México tendremos el debut como novillera de una sobresaliente becerrista, Paola San Román, que llegará a las filas novilleriles el 19 de marzo en Provincia Juriquilla.

 

Sin embargo, la incursión más significativa de la mujer en el mundo del toro ha sido en el rejoneo, con “la diosa rubia”, la gran maestra Conchita Cintrón quien falleció el 17 de febrero del año pasado. Sus inicios los tuvo en el toreo a pie, y mi abuelo, don Alberto Barrientos Osornio, quien fue juez de la extinta plaza Colón, decía que era la mejor torera, que era única e inigualable, recordando una tarde que tuvo en la plaza Mayor en la capital mexicana. En su libro “Aprendiendo a Vivir” en el que narra sus memorias, la caballista cita una nota del periódico que un día leía su padre mientras desayunaba sus corn flakes con plátano:

 

Diose comienzo al Festival Taurino en el que descolló netamente la simpática y bella figura de la señorita Conchita Cintrón rejoneando dos de los novillos y demostrando la niña poseer apreciables condiciones para la difícil y bonita suerte y un completo dominio de la jaca que montaba. Colocó cuatro admirables rejoncillos denotando valor y defendiendo con mucha vista su cabalgadura, por lo que fue largamente ovacionada. Esta niña si se dedica puede llegar a ser una excelente rejoneadora.

 

                Ha sido una de las rejoneadoras más conocidas a nivel internacional y quizás una de las carreras taurinas más célebres que haya logrado una mujer. Hoy en día hay muchas en activo principalmente en Portugal, pero han sobresalido la francesa Marie Sara y la mexicana Karla Sánchez.

 

                Otra actividad taurina que en tiempos recientes han desempeñado las mujeres es en la formación de grupos de forcadas. En Portugal se hacen a nivel académico y participan en lo que se conoce como “garriadas”. En México, ya hay quienes se sienten atraídas por esta faceta, prueba de ello ha sido el vídeo que se difunde en la red de la mazatleca Tere Estrada que pega una vaca con ayuda del grupo varonil y la formación del grupo de Forcadas Queretanas teniendo como capitana a Myriam Sánchez.

 

                Son muchas las mujeres que hoy en día tienen un lugar en la fiesta brava como presidentas e integrantes de asociaciones y peñas taurinas (cuando hace unos años todavía eran formadas sólo por hombres), y como directoras de escuelas taurinas. Las mujeres también han destacado en la fotografía, la crónica, la literatura, la pintura y la sastrería taurina. De igual manera, son incontables las mujeres que destinan su tiempo al campo bravo como ganaderas o veterinarias.

 

                Un caso notable y que aprovechando el Día Internacional de la Mujer, quiero mencionar a una gran aficionada originaria de Huamantla, ciudad que como sus toros, tiene una gente noble, brava y de mucha casta, gente que defiende su fiesta brava como dogma de fe, como un legado, como debe de ser. Huamantla es la cuna de una mujer que lleva la tauromaquia en la sangre y tiene un anecdotario tan grande que podría escribir un libro. Ella es Doña Alicia Dorantes, juez de plaza, instituida, con gran conocimiento y sabiduría, de aquella generación de jueces de plaza que recibían cursos especiales en la ciudad de México para tomar el cargo. En el Encuentro de Escuelas Taurinas celebrado en Huamantla 1 y 2 de septiembre del 2007, fungió como juez de plaza con la dificultad para juzgar que se enfrenta en cada tarde que torea un paisano (tlaxcalteca): no caer en lo que ella llama «traxcaltismo». La gente de Huamantla apoya y defiende a sus toreros, por eso es difícil no caer en el tlaxcaltismo, el favoritismo por los toreros locales. Alicia es amiga de grandes toreros polémicos, el más conocido y más claro ejemplo es Rodolfo Rodríguez «El Pana». Comenta que en la época novilleril de «El Pana», iban el sacerdote, el empresario, allegados a la empresa y aficionados a ver si no estaba escondido en su casa preparándose para lanzarse de espontáneo. Ella lo negaba, teniendo el pesar de mentirle al padre de la localidad. Entraban a su casa y ella no sabe cómo era que no encontraban al «Pana». No sabe cómo era que se escondía para no ser visto.   

 

 

                No me resta más que felicitar a todas las mujeres taurinas en su Día.