La plaza de San Marcos, centro neurálgico del pueblo en estos días, es el escenario del primer gran acto de las fiestas. Tiene lugar el día 22 de Abril al anochecer: el pregón, seguido de un castillo de fuegos artificiales. Las calles por las que correrán los tres días siguientes las reses, explotan en un ambiente de hermandad y fiesta que nos llevarán hasta el amanecer en la verbena.

 

El día 23 tendrá lugar el primer desencajonamiento de reses. Este día es conocido como «San Marcos Chico» y es que las reses son las más apropiadas para que los más pequeños las corran, recorten y quiebren, y que hacen realidad aquello de «jugar al toro», juego en el que los pequeños se afanan durante los días previos a la fiesta imitando a sus mayores y representando al toro y al san marquero ayudados de cuernos, sogueros y collares.

 

El día 24, los representantes de la Hermandad de San Marcos, acompañados por miembros de las distintas peñas, se desplazan a las ganaderías para el embarque de las reses en los camiones para su posterior suelta en el pueblo; las reses se atan con sogueros, previamente forrados para evitar los posibles daños que pudieran producir al animal. Es también, el veinticuatro por la mañana, el día elegido para realizar la ofrenda de flores ante San Marcos, en la plaza que lleva su nombre. Con estos actos transcurre la mañana y, finalmente, llegan las cuatro de la tarde, hora en la que llegan los camiones de las ganaderías y, tras un minuto de silencio en recuerdo de los sanmarqueros/as fallecidos/as, tiene lugar el segundo desencajonamiento de reses en el que las reses se irán soltando una a una de los camiones y correrán calle arriba seguidas de sus sogueros. Los mozos las guiarán hasta sus chiqueros, donde descansarán hasta el día siguiente. Dado el número de reses que son soltadas (una veintena de toros y más de 40 vacas), el desencajonamiento puede durar varias horas.

 

Al amanecer del veinticinco de abril tiene lugar la Diana Floreada que recorrerá distintas calles del pueblo al son de la Agrupación Musical Santa Cecilia, charangas y otras bandas de música, que en estos días de fiesta han alegrado todas las calles del recinto.

 

Tras finalizar la diana y entrado el día se procede a cascar las reses, acto que consiste en sacarlas al recinto y con la ayuda de una anilla, reja o árbol, se pasa el soguero y se tensa, cogiéndose al toro por los cuernos para colocarle un collar de campanillas y cascabeles. El collar cumple un doble papel, ya que, además de servir para adornar la res; nos avisará de su presencia en un día en el que son varias las reses que pueden juntarse en el recinto al mismo tiempo. También se les colocará sobre el lomo un aparejo, bordado y adornado con diferentes motivos, el nombre de las distintas peñas y pequeñas lentejuelas y espejos contribuyendo así al embellecimiento de las reses.

 

Hacia las diez de la mañana se procede a encerrar a las reses en sus chiqueros, para facilitar el acceso a la Santa Misa y posterior procesión en honor de «San Marcos Evangelista». La procesión recorrerá algunas calles del pueblo, incluidas las enmarcadas en el recinto por donde horas después circularán las reses, esta procesión destaca por su singularidad y es que el trono del santo es una carreta tirada por dos reses bravas domadas y el santo, en su procesión, va acompañado por la Agrupación Musical Santa Cecilia y distintas charangas que harán que el numeroso grupo que sigue al santo lo haga cantando y saltando.

 

Tras finalizar esta singular procesión, las calles del recinto se vuelven a cerrar y tiene lugar el tercer desencajonamiento de reses con el fin de turnarlas con las de la mañana evitando así el agotamiento de las mismas.

 

Las reses estarán en el recinto durante todo el día y al final de la tarde se procederá a quitarles el collar y el aparejo, siguiendo el mismo procedimiento empleado en su colocación, para conducirlas a sus chiqueros. Es en la noche del veinticinco de abril cuando tiene lugar la última verbena y las fiestas de San Marcos se dan por concluidas hasta el próximo año.