Enroque Ponce, tras lograr ser máxima figura del toreo por las vías más clásicas – en ocasiones heroicas, como cuando en Valencia se cayeron del cartel dos figuras del toreo y él triunfó en los seis toros en medio de un temporal que obligó a suspender por dos veces la lidia, esperando  el jovencísimo diestro a que amainara el temporal para que el público regresara a los tendidos y el poder seguir cosechando trofeos –  el maestro anda ahora empeñado en la innovación, apadrinando con su prestigio un espectáculo pictórico-taurino-musical llamado «Crisol».  Puede que esto sea al toreo lo que la cocina de Adriá es a la tradicional: la deconstrucción.