Más al sur la dehesa de los berrocales se transforma, primero en raña, y después, bruscamente, modifica su fisonomía en una orgullosa serranía vestida de cuarcita, dando cobijo al venado y al gamo, al muflón y al jabalí.

Hemos llegado al paraíso, al serengueti español, estamos en la finca El Castañar, casa y hábitat del lince ibérico, un tesoro genético que convive en armonía con el rey de la dehesa: el toro bravo…

Leer más…