Corrida de expectación, corrida de decepción; así se puede definir a lo ocurrido en Sangolqui, debido a lo rematado que se encontraban los carteles y por la competitividad que reinaba entre los actuantes, ya que son los máximos exponentes de la novillería nacional, que fue una tarde aciaga y con poco tinte artístico de muchachos que quieren triunfar, añadido el mal juego del ganado, a excepción de Álvaro Samper.

Corrida de decepción, al observar en la taquilla las disculpas de la empresa por la no presencia de Martin Campuzano, cuando ya en la próxima feria de Quito, va a tomar la alternativa, a la afición le hubiera encantado ver como se despide de novillero en su tierra, luego de tener una temporada en México. Sufrió un accidente de tránsito, esperamos una pronta mejoría.

La tarde comenzó con la actuación de su reemplazante, José Antonio Benítez, llegado de México también, el cual recibió con mucho temple a la verónica a un novillo de Santa Rosa, bonito de presencia, pero que se vino de más a menos,  José Antonio estuvo motivado y ligó dos tandas, pero el novillo no tenía una embestida clara, pero gustó la entrega, lástima que la entrega no es suficiente.

Álvaro Samper, salió a por todas, inclusive por la llovizna que se presentó, ya que la corrida empezó tarde (fea tradición de plazas menores), lo que no impidió que el quiteño reciba a su novillo con una larga cambiada de rodillas y le supo dar sendos quites por chicuelinas, que animó al tendido. Con la flámula, estuvo muy bien, lo recibió con pases cambiados por la espalda, dando el espacio al toro y cortándolo al quererse ir; por su parte el novillo de Santa Rosa se empezó a quedar y es ahí, donde Álvaro, lo aprovechó con tandas de pocos muletazos, pero muy transmitidos al tendido, pinchó y cortó un apéndice a su enemigo.

La lluvia se incrementó de a poco, y salto el tercero de la tarde, correspondiente a Rafael Rodríguez, que se encuentra en el cartel de la Feria de Quito, Rafael lo recibió de mala manera, seguramente por el terreno que se tornaba ya resbaladizo, en el caballo no acudió, y el novillo se quedó. Rafael, no supo aprovechar lo poco que tuvo, y al descubrirse de la muleta, el novillo entendió por quien debía ir, aprendió pronto a ir contra el cuerpo, y no hubo más que pasar a la suerte suprema.

A Hernan Eduardo Tapia, le correspondió un novillo difícil, que fue muy bien picado por su padre. El novillo acudía de fea manera, y Hernán se trataba de acomodar a lo que tenía, le supo dar uno que otro muletazo pero ninguno vino acompañado de la ligazón necesaria para que se transmita al tendido, al final el novillo no bajó la cabeza, y fue necesario matarlo al encuentro.

José Alfredo Cobo salió muy motivado ante un novillo de Cerro Viejo, el cual no le permitió transmitir su idea que tiene sobre el toreo, fue pesimamente picado, lo que hizo que el novillo quede con un gran agujero en su lomo, José Alfredo mostró ganas de agradar, pero no fue suficiente. Pinchó y el público se fue contra él.

El torero de la tierra, Nicolás Montufar, fue profeta en su tierra y supo estar muy motivado y recibió con arte al último de la tarde. Bonito gesto fue el brindar la faena a todos sus compañeros de cartel. Estuvo bien con la muleta, sabiendo sacar buenos muletazos, y más que nada, la entrega que le ponía a cada uno de los mismos. Mató  bien y dio una merecida vuelta al ruedo.

 

 

Crónica de Santiago García