He superado una complicada etapa de salud pero aquí estoy dispuesto a continuar lo que me enseñó mi padre hace sesenta y cinco años: a escribir de toros y de lo que haga falta. Es duro tener que pasar por el taller aunque todo se solventa por los conocimientos, la profesionalidad y la humanidad del personal sanitario. Más complicado es encontrar en las grandes superficies hospitalarias un rincón íntimo para no transmitir a los demás tus debilidades y no percibir y sufrir igualmente las ajenas. Pero lo que son las cosas, un amigo me recomendó que viera la faena que Morante había hecho en la “México” y, al verla, todos mis males desaparecieron. Hasta no le di importancia a ninguna de las cuestiones que  nos plantean los nuevos políticos ya sea en Madrid, Córdoba, que Francisco Rivera toree con su hija en los brazos o que algunos municipios se declaren anti-taurinos. Después de lo de Morante ¿hay alguien que no crea en el arte de torear? Me reconfortó también el hecho publicado en un medio francés, en el que se anuncia que el día 4 de febrero, en el Salón Spindler del restaurante Chez Jerry de París, estará Paco Camino para charlar de toros y recibir el homenaje de los aficionados franceses. No tengo ídolos, sí convicciones: Paco es el torero más completo que he conocido en lo que he vivido de los siglos XX y XXI. Capote, muleta y estoque. Con sufrimientos en el cuerpo y en el alma pero sin reflejo en su trayectoria profesional. Los toros le cogieron varias veces en la ejecución de la estocada pero el dolor nunca le hizo abdicar de su categoría como matador de toros, sólo superado por Rafael Ortega. Santiago Martín “El Viti” se calificaba en este menester con un 5 pelado. Se valoraba más con capote y muleta. Un gran tipo el de Vitigudino que aparece entre los autores de un artículo de la “Agenda Taurina de 2016”, que edita cada año Vidal Pérez Herrero. Encabeza la cuadrilla de autores Antonio Purroy, catedrático de la Universidad de Navarra,  y, junto a “El Viti” completan la cuadrilla Antonio Miura, ganadero, Venancio Blanco, escultor, Rafael Cabrera Bonet, sabio enciclopédico taurino, y François Zumbiehl, escuchador. Yo creo que este artículo es el resultado de una tertulia en la que intervinieron estos seis personajes, recopiló Purroy y le añadió matices técnicos y biológicos propios de un científico de la esencia de la bravura. Y lo tituló “La Suerte de Varas, una suerte tan necesaria como bella”. Antes de entrar en el fondo del artículo citado, otra noticia tengo que señalar para añadir argumentos a mi confesado estado feliz: a Curro Romero le van a dedicar un homenaje en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, el día 1 de marzo próximo, “El Lebrijano”, Miguel Poveda, José de la Tomasa, “Pansequito”, Aurora Vargas, Marina Heredia, Paco Cepero, “Rancapino”, Paco Suárez y la bailadora Eva Yerbabuena. La recaudación irá a favor de la obra social de la Hermandad de los Gitanos. ¡Ese es mi Curro!  El que me pidió que le hiciera una entrevista a “Camarón” recién llegadito a Madrid y el que grabó un disco de villancicos en competencia con Antonio Chenel “Antoñete” y la animación palmera de “Gitanillo de Tríana”. De Camas a París y a Sevilla. Al siglo pasado.

Creo que del artículo citado, lo que concierne a los conocimientos de Purroy (refrendados desde luego por los otros firmantes) es la afirmación rotunda del catedrático de que hay que picar en el morrillo del toro y no en la cruz y menos aun en la parte dorsal y caída de la espalda del toro, “ya que la proximidad de la piel a la vértebras, le ocasionaría un gran daño muscular y en los nervios de la zona”. El  picar en la cruz cantado por algunos comentaristas, aficionados o profesionales es un gran error. “En el ganado vacuno la unión de las extremidades anteriores con el tronco – llamada sinsarcosis – se hace a través de las escápulas y de diferentes músculos y cartílagos y no de las clavículas como en los humanos. Ello hace que esta zona sea frágil y muy vulnerable a los efectos de la puya, ya que afecta a zonas musculares, vasculares y nerviosas, porque en ese lugar ya se ha acabado el morrillo”. También habla Purroy de los petos  y asegura que en los reglamentos de Navarra y Aragón sus faldones deben de quedar a 65 cm. del suelo y en los de Andalucía y Castillla y León a 30 cm.. Mi ignorancia y me aversión reglamentista me llevan a la conclusión de que los petos tal como se utilizan actualmente más o menos largos más o menos enguatados o forrados son el “muro de Berlín” de la bravura del toro. Repito mi argumento casi centenario de proteger al caballo con un peto anatómico resistente y seguro porque de milagro no se ha cumplido el lamento de los aficionados de los años 20 del siglo pasado que aseguraban que el peto iba a ser el final de la fiesta de los toros. Pienso que fue el revés: sin peto ya no habría corridas de toros. Pero un peto que de posibilidades de pelea al toro, que exija las habilidades equinas de los picadores, la preparación de los jacos y la atención de los lidiadores para evitar situaciones comprometidas. Me aseguran que en estos tiempos hay picadores que hacen el paseíllo por 300 euros y que la selección es mínima porque basta con  dejar llegar al cornúpeto hasta el peto y aplicarle la ración exagerada de castigo. Hay muchos asuntos a tratar por esas asociaciones que se crean para la defensa de la fiesta, pero pienso que esta de la regeneración de la suerte de varas es de vital importancia para mantener el interés de un espectáculo singular que se basa en la desigual batalla del hombre con el toro y en la que el engaño cuanto más sutil sea más beneficiará a todos, incluidos los  profesionales del arte de picar. Lo otro es pura carnicería. Lo resumió JOSELITO (con mayúsculas y sin imitaciones): ¡Camero, pica delantero!

Imagen: José Mª Fresneda                              

 

 

Artículo de Benjamin Bentura Remacha
Periodista
Fundador de la Revista “Fiesta Española”
Escalera del Éxito 85