Plaza: Cabra, lleno en los tendidos.

Toros: dos de Los Espartales, que sirvieron, para rejones y cuatro de Herederos de José Luis Marca, muy bien presentados, pero sosos y justos de fuerzas  (el primero fue sustituido por otro del mismo hierro). El mejor el cuarto de lidia ordinaria.

Diego Ventura: rejón contrario (dos orejas) y rejón ( dos orejas y rabo).

Manuel Díaz El Cordobés: pinchazo y estocada (oreja con petición de la segunda). Tres pinchazos y estocada ( ovación con saludos).

David Fandila El Fandi: pinchazo y estocada ( oreja) y estocada (dos orejas).

Incidencias: El Fandi y Ventura salieron en hombros.

Hay que descubrirse ante el acierto de Campo Bravo, la nueva empresa de la plaza de toros de Cabra, que ha sabido acertar con un cartel muy querido y esperado por el público. Ver la plaza llena es una gozada. Hace años que vamos a la plaza egabrense y también hace años que no recordábamos un ambiente así. La vista de la empresa ha sido los precios para la gente joven ( 20 €) y para los niños ( 5 €). Con unos tendidos así de colmados, es natural que los toreros espoleen su ánimo y todo el mundo salga contento.

Diego Ventura, es un ser sobrenatural con los caballos. Se mete en terrenos inverosímiles y eso provoca emoción en el tendido (la base del espectáculo). Driblins, piruetas y toreo de costadillo calentaron a un público que no se cansaba de aplaudir. Las banderillas cortas, y los pares a dos manos, fueron el acabose. Los alardes del caballo Morante mordisqueando el lomo del toro al salir de las suertes, inenarrable. Justo triunfador.

Manuel Díaz “El Cordobés”, esperado y muy querido, nunca defrauda. Su primer toro se amorcillo en tablas apenas salió del caballo y fue devuelto. Al sustituto (se corrió el turno) le formó Manolo un gazpacho con toreo por ambas manos, frente a las andanadas de sol, donde no faltó el salto de la rana. El público un disloque. Pero la espada le jugó una mala pasada. En su segundo mostró su poder y técnica ante un ejemplar áspero en su embestida, al que acabó sometiendo. Fue faena de poder y saber. La espada tardó en entrar y todo quedó en cariñosa ovación.

El Fandi como siempre. Un torbellino con el capote. Si a su primero lo recibió con una larga cambiada, a su segundo lo recibió con una serie de verónicas con las dos rodillas en tierra. En banderillas, un coloso, aunque ya no clava en la cara. Con la muleta faena larga al primero y más técnica y completa al que cerró plaza, el mejor del encierro.

En resumen una tarde divertida donde el numeroso público se reencontró con una de las plazas más bellas de nuestra provincia.