En el año 1503 la reina Isabel La Católica fue la que por primera vez introdujo la incorporación de los alguaciles a la lidia. Eran los encargados de despejar la plaza, de trasmitir las órdenes del presidente a los toreros, entregarles los trofeos, los encargados de que se cumpliera el reglamento y de dar los avisos a los toreros.

Visten al estilo de los alguaciles de la época de Felipe IV, su ropa es negra y está compuesta de golilla blanca, que es un adorno en el cuello, lisa en la época de Felipe IV o rizada en la época de Felipe III, su capa es corta y el sombrero tocado con plumas, que en Las Ventas son de color rojo y gualda y en cambio en La Maestranza son de color rojo y blanco. El calzado está compuesto por botas y polainas de cuero.

Actualmente, llegada la hora exacta fijada, el presidente ordena el comienzo de la corrida, sonarán clarines y timbales y seguidamente los alguacilillos despejarán la plaza para a continuación encabezar el paseillo, montados a caballo. (“supongo que su nombre se deriva de los alguaciles de la época, ya que solo tenían autoridad relativa en las corridas, gozaban de carácter de agentes ejecutivos de la autoridad en la plaza y no en la vida civil de la época”). Saludan a la presidencia destocándose y con una ligera inclinación de cabeza y recogen simbólicamente la llave de toriles, la entregan al torilero y comienza la corrida.