El festejo resultó largo debido a la falta de concepto de los novilleros, las faenas tienen una determinada duración. Por ello escucharon aviso y la hora de matar todos entraron con el brazo suelto, que es realizar mal la suerte ya que, de esta manera, según los cánones no se realiza el volapie. Es un vicio que se nos está imponiendo y que los aficionados tenemos que aguantar.

 

 

José Carlos Venegas, de Jaén, se encontró con el primero que se dejaba torear y que cumplió en varas empujando. La faena la realizó con un pase, pausa, otro pase, pausa y así sucesivamente sin ligar los muletazos. Escuchó un aviso y entró a matar dejando una estocada. Aplausos al novillo en el arrastre, petición de oreja y vuelta al ruedo. El cuarto se iba del capote y acudió al encuentro de los picadores recibiendo sendos puyazos de uno y de otro. Tardeando en la arrancada llegó a la muleta sin fuelle y se dobló de manos. El diestro insistió en sacarle muletazos de manera equivocada, con protestas del público y ya sin embestida le tumbó de media estocada.

 

El mexicano Mario Aguilar lanceó bien al segundo que doblaba aceptablemente a los capotes. Derribó el novillo estrepitosamente en el primer encuentro, lesionando caballo y picador. Recibió otro puyazo. Puso el novillero voluntad en la faena sacando muletazos sin cruzarse. Al buen novillo le propinó un excesivo número de pases hasta que enfadó al astado que terminó tirando gañafones. A la primera entrada con la espada se fue sin clavar, repitió y dejó una estocada entregándose en la suerte. Sonó un aviso al doblar el novillo, que fue aplaudido en el arrastre. El diestro recogió la ovación desde el tercio. El quinto pasó de trámite la pelea en varas y llegó a la muleta corto de arrancada y flojeando de los cuartos traseros. Pese al empeño del mexicano no hubo nada que hacer y acabó de pinchazo hondo caído, sonó un aviso, otro pinchazo, y una estocada corta caída.

 

El portugués Daniel Nunes hizo su presentación en Las Ventas y le correspondió en suerte un manso que hizo extraños a los capotes y se fue suelto. Picado a base de refilonazos pues se salía suelto de la cabalgadura, llegó corto de embestida y derrotando a la muleta. Faena larga y discreta que cerró con media estocada, aviso, y remató el puntillero. El sexto dobló bien de salida ante los engaños y peleó con pujanza en varas. En el quite el lusitano cayó en la cara del astado sin consecuencias que lamentar. El banderillero Rodolfo Miguel Barquinha clavó dos estupendos pares y fue ovacionado por la concurrencia. El novillo flojeó de remos y pese a todo acudió a la muleta que le ofrecía el lusitano con pases perfileros por la izquierda, en excesivo número, hasta sonar un aviso. Pinchazo, segundo aviso, se echa el astado y remata el puntillero.

 

La buena voluntad de los novilleros quedó palpada en que todos intentaron hacer quites, con más o menos lucimiento. De noche y con luces abandonamos la monumental venteña hasta la próxima ocasión.

 

 

 

  Crónica de José Julio García

        Decano de los críticos taurinos de España