La vida del español Domingo Badia, viajero, científico, escritor y espía es la de un personaje excepcional a camino entre dos mundos, el árabe y el occidental, que nos dejaría un legado clave, su libro de viajes, una especie de transición entre la obra de uno de los últimos ilustrados y uno de los primeros viajeros románticos, que descubrió a Occidente el mundo del Mediterráneo meridional en el momento en que Europa se planteaba su expansión por África y Asia.

Y es que en los primeros años del siglo XIX, Domingo Badia fue enviado con una misión no clara, aparentemente científica pero también con intencionalidad política a Marruecos.  Para tal misión se haría pasar por Alí Bey, un supuesto príncipe abbassí que volvía de Europa  a su origen musulmán. Para esa tarea fue comisionado por el gobierno español en un cometido no transparente por el país magrebí que le llevaría hasta La Meca y que se prolongaría por más de cinco años. Este libro que escribió en francés, y firmó como Alí Bey “Voyages  d`Alí Bey el Abbassí en Afriqué et en Asie pendant les annés 1803, 1804, 1805, 1806 et 1807” (Paris 1814) es el punto final de una aventura fascinante tanto en su gestación como en su desarrollo y en el que junto al científico ilustrado se asoma el viajero romántico que a la vez que observa el mundo que visita intenta su análisis y transformación.

Vamos en este trabajo a tratar de examinar la vida de Domingo Badia, las motivaciones que le movieron, los resultados obtenidos y los estudios que realizó, además de reivindicar su figura. Siendo como es uno de los grandes viajeros y científicos españoles, duerme, si no en el limbo del olvido, si en el del mal reconocimiento y su existencia  ha sido objeto de muy distintas valoraciones, desde un héroe incomprendido y genial para un sector de estudiosos hasta un esquizofrénico victima de sus fantasías, para otros.

BARCELONA, VERA Y CÓRDOBA.-  

Domingo Badia y Leblich nació en Barcelona el 1 de abril de 1767 en el seno de una familia acomodada, su padre Pedro, secretario del gobernador militar de la ciudad y su madre Catalina, de la saga de una familia de origen belga, afincada en Barcelona desde el siglo XVII. No se tienen noticias de donde estudiara, aunque si de que a la temprana edad de catorce años fuera un autentico especialista en Geografía, Matemáticas y, sobre todo, Física y Astronomía. También era experto en Historia, Ciencias de la Naturaleza, Dibujo y Cartografía.

 A esa edad se traslada a Vera, en el litoral almeriense, donde su padre fue nombrado Comisario de guerra de la costa granadina y almeriense y allí, en la zona más árabe de España, en contacto diario con los pescadores berberiscos, se familiariza con las costumbres árabes y la cultura islámica, aprendiendo ese idioma a la perfección, al mismo tiempo que llegaría a dominar con soltura el latín, el francés, el inglés y el italiano, además del catalán y el castellano que  hablaba indistintamente como lenguas maternas.

Tras unos años en Vera desempeñando el cargo de Comisario de Guerra, puesto que había anteriormente ocupado su padre, contrae matrimonio en aquella población con María Luisa Berruezo y Campoy -su querida Mariquilla- de arraigada familia del lugar.

Sería en 1792, cuando se produce su primer contacto con Córdoba, al ser nombrado Administrador de la Fábrica de Tabacos y durante los años que permanece en la ciudad perfeccionó sus conocimientos de árabe  y se dedica con ahínco al estudio de la incipiente aeronáutica, elaborando un estudio sobre el gas y maquinas o globos aerostaticos, y consiguiendo un permiso para construir y hacer volar un balón aerostatico, pero por motivos que no vienen al caso no pudo llevar a cabo ese proyecto, aunque en dicho negocio comprometió además de su menguado capital el patrimonio de su suegro.

Por aquellos años ya había publicado diversas obras y ensayos sobre las mas variadas materias, entre ellas, un estudio sobre la  higrometría o su proyecto de crear un banco que bautizaría como de la Real Piedad de María Luisa en alusión a su esposa; también un esbozo sobre el Plan de campaña de Portugal (la invasión de Portugal en la que no llegó a producirse). Otros trabajos que merecen destacarse son la traducción del Diccionario des merveilles de la Nature del francés Joseph Aignan Sigaug de la Fond  en abril de 1800 o su proyecto Diario de los Teatros, de 1802 que no fraguaría.

MADRID.-

Tras su etapa cordobesa, fue a establecerse en Madrid, donde se hizo asiduo de todas las bibliotecas, relacionándose, también, con los libreros de la calle Carretas y llevando notas sobre los libros franceses que recibían y que él, por su escasez de recursos, no podía adquirir. Casi todas esas obras se referían a ciencias físicas, matemáticas y astronomía. Fue entre 1799 y 1800 cuando planea su viaje a África, que inicialmente tendría una finalidad científica, luego económica y por fin política, en función del deseo de Badia de ajustar sus propósitos a los planes que resultaran más suasorios para los poderes públicos o, mejor dicho, para Godoy, quien  en 1801 recibiría de Badia  el “Plan de Viaje al África con objetivos políticos y científicos”, acompañado de un memorial con carta geográfica con descubrimientos nuevos, lo cual nos introduce en los vericuetos de su gran viaje y de todo lo que conllevó.  

El proyecto sedujo a Godoy y sin prescindir de su aspecto económico inicial –localizar los establecimientos radicados en el país después llamado Costa del Oro, que surtían generosamente de ese metal a los portugueses- tomó un giro político, cual era  la conquista de Marruecos por un supuesto príncipe árabe – Domingo Badia convertido en Alí Bey- y desde allí proyectarse al África subsahariana de donde necesariamente tenía que provenir el oro de los portugueses. Efectivamente Alí Bey comprobaría más tarde que el codiciado metal lo obtenían los portugueses de los placeres instalados a todo lo largo del llamado Nilo de los negros, el río Niger.

Entretanto Badia fue nombrado brigadier honorario y a despecho de un informe negativo de la Academia de la Historia a la que se consultó sobre la idoneidad del viaje, todo esta dispuesto en 1802, esperando la voz ejecutiva.

PARIS Y LONDRES.-

Para evitar sospechas sobre su procedencia y proveerse del material y equipo preciso (un telescopio, un cronometro, un higrómetro y un círculo reflectante, además de cuadernos, mapas, planos y libros)  para afrontar tan arriesgado viaje, Badia se dirigiría en primer lugar a Francia, concretamente a Paris  a donde arribaría acompañado de un tal Simón Clemente, que debería ser su colaborador y, posteriormente, a Inglaterra.

Ambos se circuncidan en Londres, Domingo Badia que adoptaría desde ese momento ropajes árabes y se dejaría barba  queda convertido en el príncipe Alí Bey el abbassi, en tanto su compañero Simón Clemente, toma el nombre de Mohamed Alí, aunque al final este se quedaría en tierra, al estimar Godoy, en ultima instancia que Badia fuese solo. El viaje entre Tarifa y Tánger, lo lleva a cabo Badia en una pequeña barca; ello tuvo lugar en la madrugada del 29 de junio de 1803.