El mexicano Mario Aguilar, torero puesto y con oficio, se encontró con el primero que barbeaba las tablas y se repuchó en varas saliendo suelto y llegó a la muleta con la embestida forzada. El diestro que había toreado aceptablemente con el capote sacó con la muleta tandas de pases faltos de emoción al quedar el astado hecho una babosa. Se pasó de tiempo y sonó un aviso para terminar de pinchazo hondo, dos pinchazos, una estocada perpendicular, un intento de descabello y el novillo se echa. (Silencio). El cuarto se salió suelto en varas, se dobló bien con el manso al iniciar el muleteo para meterlo en razón. El novillo desparramaba la vista y en un pase lo cogió aparatosamente, librándose el novillero de un serio percance. Siguió en pro de hacer algo sin que el novillo se entregase en la embestida. Faena larga y pesada, a pesar de las ganas y la entrega de Aguilar. Sonó un aviso y perfilándose al hilo del pitón entró a matar sumando tres pinchazos y una estocada corta y perpendicular. (Saludos).

El francés Román Pérez tuvo en suerte un novillo que se arrancaba de lejos y con fijeza, el jugado en segundo lugar. Lo lanceó sin quietud, aunque cabe destacar que hasta el sexto el aire jugó una muy mala pasada a los toreros. Con la muleta,  el de Arles aprovechó la embestida larga y repetida del astado para sacar un gran número de muletazos, demasiados. Terminó de pinchazo hondo, un aviso y descabello. (Silencio). El quinto, manso y el más serio de la tarde,  se salió suelto en varas y la faena resultó anodina pues no tenía enemigo. Con el brazo suelto acabó el diestro de dos pinchazos, y una estocada corta. (Silencio).

El madrileño Javier Cortés pechó en tercer lugar con un manso que se salió suelto en varas y frenó en banderillas derrotando por el pitón derecho. Con voluntad sacó pases y más pases. Entrando con el brazo suelto cobró una estocada tendenciosa, sonó un aviso y terminó con la res de dos golpes de verduguillo. (Saludos). El sexto, mansote, se duele en banderillas y llega a la muleta dejándose torear. Faena de demasiadas tandas con algunos muletazos de buena factura. El novillero madrileño se perfila con el brazo suelto y suma un pinchazo, una estocada ladeada, suena un aviso y termina de tres descabellos. (Petición y vuelta).

 

 

jose julio.jpg Crónica de José Julio García

Decano de la crítica taurina de España