Se ha desatado en Venezuela toda una epidemia de cambia nombre de las Plazas de Toros, primero revienta con el Coliseo El Llano de Tovar, Municipio Tovar el Estado Mérida y ahora, el flagelo es detectado en  San Cristóbal, Estado Táchira, donde también le quieren cambiar el nombre a la Plaza de Toros Monumental de Pueblo Nuevo, como si no hubiese más importante que hacer en nuestra Fiesta Brava, como lo es, incentivarla, fortalecerla, defenderla de sus enemigos dentro y afuera de ella, lograr que sea incluída en la Ley de Cultura Nacional, se apruebe la Ley Taurina Nacional, buscar la unidad entre los gremios taurinos cuyo aférreo enfrentamiento, le viene haciendo un lamentable daño.

Ahora proponen cambiarle nombre a la Plaza de Toros de San Cristóbal

Ahora la epidemia la aviva, la Peña Taurina de la comunidad turística tachirense de San Pedro del Río, que ha dirigido una comunicación al Gobernador del Estado Táchira, José Gregorio Vielma Mora y Presidente de la C.A. Plaza de Toros de San Cristóbal, para que se llame Plaza de Toros «Hugo Domingo Molina Colmenares» y de seguir propagándose el flagelo, no tardarán en surgir propuestas para cambiarle el nombre a la Plaza de Toros de Maracaibo, Estado Zulia; a la Maestranza de Maracay, Estado Aragua y se salvaría la de Valencia, Estado Carabobo, que ya obstenta el nombre de «Bernardo Valencia» si es que no le inventan otro nombre.

De la propuesta hecha por el Presidente de Corealsa para darle un nuevo nombre al Coliseo El Llano de Tovar, Municipio Tovar del Estado Mérida, hay un rotundo rechazo y malestar entre los tovareños, pese a que digan lo contrario, deningren inmisericorde de todo el pueblo y de quienes se oponen a la misma y han firmado el Manifiesto Público del No al cambio de nombre del coso taurino de «La Sultana del Mocotíes».

Toda una epidemia de cambio de nombre de los cosos taurinos, se ha desatado en Venezuela, detectada en Tovar del Estado Mérida y San Cristóbal del Estado Táchira, Región Andina Venezolana, en la que en honor a la verdad, sin querer menospreciar a los nominados para obstentar tal honor, dentro de lo que cabe, pareciera prevalezca en la propagación del flagelo, intereses de otro orden, degastándose tiempo y esfuerzo precioso que bien pudiese ser utilizado para fortalecer y enderezar los entuertos que mantienen en vilo la Fiesta Brava en Venezuela.