El que abrió plaza fue “Aderezo” de 474 kilos y número 39, al que Alfonso Mateos recibió a la verónica. El novillo se mostró débil doblando las patas delanteras tras ser picado. Mateos inició su labor muleteril al estribo probando por ambos lados. Buscó hacer faena tanto por derechazos como por naturales sin tener éxito. Dejó adentro todo el acero para retirarse en silencio. El segundo de su lote fue “Ahuacates”, número 177 con peso de 473 kilos, al que el poblano recibió a porta gayola ganándose la atención de los asistentes. No obstante, con la muleta no pudo hacer mucho puesto que el de De Haro lo dejó desarmado en varias ocasiones por los derrotes que daba. Pinchó y tras escuchar dos avisos descabelló para ser pitado.

El segundo de la tarde fue “Alucinado” de 471 kilos y número 151, que al igual que sus hermanos doblaba las manos desde el primer tercio. Ante una fuerte lluvia, inició su faena probando por ambos lados y optó por ligar una serie por naturales cuando desde el capote el novillo iba mejor por el lado derecho. No se gustó y el queretano decidió abreviar. Pinchó y lejos de volver a intentar estoquear, descabellar o seguir toreando, decidió esperar a que el toro cayera, hasta que escuchó el tercer aviso y fue pitado. Inexplicable pero cierto, cosa de Dios, de la vida o del destino, pero sólo llovía fuertemente cuando salía a torear Cristian Hernández. Justo cuando terminaba Mateos de torear, empezó a llover con intensidad y aún así sacaron al quinto de los corrales, de nombre “Augurio” con 470 kilos de peso y el número 137, con el que desde el capote salió desangelado y tenso. Pedía que se suspendiera el festejo ante las inclemencias del tiempo y no fue autorizado, luego de que picaron y banderillearon al toro, el queretano salió con la muleta, el ruedo estaba muy encharcado y el novillo lo desarmó, volvió al callejón negándose a matarlo por las adversas condiciones climáticas. Por la presión, por miedo, por impotencia, sólo él lo sabe, pero sorpresivamente para la afición queretana que estuvo en la plaza, decidió quitarse el añadido y retirarse en lo que hasta ahora él afirma es una decisión definitiva. Le tocaron los tres avisos cuando al anunciar su retiro debió haber salido el primer espada.

El tercero de la tarde correspondió en suerte al que se presentaba en el coso de insurgentes, el también poblano David Aguilar, quien recibió a la verónica a “Alquimista” reseñado con el número 193 y 469 kilos de peso, un cárdeno  claro corniapretado que tuvo palmas en su salida. Estuvo variado con el capote y el novillo al igual que los otros dobló las manos desde los primeros lances sin embargo fue a más. El novillero puso banderillas siendo ovacionado en el segundo par, el cual colocó al violín. En su faena, ligó series por ambos lados pero no concretó con la suerte suprema, tras pinchar cuatro veces dejó una estocada entera para escuchar un aviso. Saludó al tercio como premio por su labor. El sexto de la tarde no lo lidió dado que se suspendió el festejo por lluvias.

 

 

Incidencias: El novillero Cristian Hernández fue detenido por incumplimiento de contrato y en la delegación afrontó las consecuencias de su decisión sin pasar a mayores su situación legal. Es injusto que con un novillero se proceda legalmente y no lo hicieron con el matador Sebastián Castella en la corrida del aniversario por el hecho de ser extranjero y de tener un sitio en el mundo del toro.