Todavía no me repongo. El hecho es por demás insólito. La cosa se está pasando de tueste y me deja alucinando en colores. Estos son los tiempos de arranque del Apocalipsis o el fin de una era Maya. El rompimiento del orden natural. No sé, pero me empitona. Ahora, resulta que ya no es de triunfadores, sino de quien por influencias, rebajas en los honorarios o afectos, se pueda subir al carro. Lo que pasa es que los de la Plaza México, siempre dinámicos e innovadores, así como han inventado la Feria del Toro Bravo Manso, por cierto, el domingo presentaron más ejemplares de este nuevo encaste, marcados con el hierro de don Julián Hamdan, el encierro tuvo todos los atributos de moda en el plató de Insurgentes: mansos, débiles, feos y más sosos que una jícama. Ahora, los de la empresa de la monumental han patentado una versión posmoderna de la Corrida de Triunfadores, la de los que Han Triunfado sin Convencer.

 

Este año, el Doctor Herrerías para no romperle totalmente los cuernos al buen juicio, a lo justo y a la tradición de anunciar a los mejores en lo que va de temporada, es decir, una condición que él mismo estipuló para el festejo del cinco de febrero, ha adicionado lo de montar una corrida el domingo previo que, dos de tres, sí anuncia a los triunfadores del serial que acumulan los méritos necesarios: Juan José Padilla y Fermín Rivera. Respecto a Arturo Macías, me van a perdonar que disienta, pero si el criterio que prima es el simplón y obtuso de la suma de orejas cortadas, su tocayo Saldivar ha acumulado con dos toros, lo que él lleva en cinco. Los animales a lidiar serán de San José.

 

Con más cachondeo que el asunto de la Suprema Corte, la ahora heroína Florence Cassez y las autoridades de la taimada Francia, los carteles las están anunciando como Magnas Corridas festejando el LXVII Aniversario. Lo de magnas es un epíteto que quiere decir grandes, o sea, que al segundo cartel, el adjetivo le ha quedado magno. Zotoluco, Morante de la Puebla -llevando el mundo de la taquilla a sus espaldas para garantizarla un poco- y El Payo, la noche del martes van despachar tres toros de Barralva y otros tres de San Isidro. En este caso, el criterio selectivo ha sido holgado y parece que de ello, resultó esta combinación psicodélica.

 

Uno se entera de los programas preguntando ¿Y Los Encinos? y ¿Silveti con tres orejas cortadas y después de lo del holocausto del mano a mano? y ¿el indeciso Talavante? Bien, gracias, o tragan o palman y si no, dejan de ser amigos como ya no lo es Juan Pablo Sánchez y por el efecto dominó, supongo que tampoco, Castella. Este es el triunfo de la sinrazón. Cosas de nuestro tiempo y de nuestras costumbres. Ya no tenemos la cultura taurina para saber lo que es un verdadero toro y hemos renunciado al señorío con el que debemos ser tratados. Para esta conmemoración, te quedas con la boca seca pensando que no se vale, que se han cargado el encanto. Pero, por otra parte y mirándolo bien, aceptas que no hay mucho de donde echar mano. Después de todo, con la obligación de contratar por partes iguales a toreros nacionales y extranjeros, ¿a quién anuncian?. Además, este país está afectado por una mansedumbre patológica ya nadie se da por pisoteado aunque le bailen un jarabe encima. Un surrealismo posmoderno, que ya es decir, nos arrastra. Por ello, el cartel de tronío para celebrar el aniversario de la Plaza México, lo van a dar el domingo en el Nuevo Progreso de Guadalajara, El Pana, Morante y Talavante. Allá sí, con toros-toros. Esta es nuestra siniestra y decadente situación, por eso, lo de magna que se lo cuenten a sus tías.

 

 

 

José Antonio Luna Alarcón

Profesor Cultura y Arte Taurino

UPAEP

Puebla, México