Informa desde México. José Antonio Luna Alarcón. Profesor Cultura y Arte Taurino. UPAEP

Está claro: la consigna es calentar los ánimos al rojo vivo. Que sus adeptos se enardezcan, intolerancia en su máxima expresión. Los del Partido Animalista Contra el Maltrato Animal, PACMA, para ponerlo en corto, estrenaron esta semana un video que, además de presentar los puntos en los que van a poner sus esfuerzos mayores en la contienda electoral española, previenen que irán con todo para hacerlo.

En su estrategia, el PACMA opta por tres líneas rectoras: la defensa de los animales, la protección del medio ambiente y atención al cambio climático, y la justicia social. Primera contradicción, el orden natural es exactamente el inverso. Una vez salvado este punto, la propuesta es aceptable. Sin embargo, la campaña está incompleta, porque la defensa de los animales debe incluir no sólo a los toros, a las piezas de caza y a los animales que nos divierten, sino a todas las criaturas que nos zampamos. Con todo, se percibe que el objetivo principal es la abolición de la tauromaquia. De hecho, hace diecisiete años la institución fue creada como Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal. Ahora, en una carga de caballería, a los aficionados a los toros nos nombran involucionados, o sea, que en el camino de la evolución, nosotros vamos para atrás. El punto crítico es que su publicidad electoral, concluye con una advertencia muy peligrosa: “[…] y contra la involución, no nos conformamos sólo con evolución… ¡empieza la re-evolución!”.

Ante un conjunto de monitores que se van encendiendo, muestran diversas imágenes, mientras tanto, la protagonista recita un monólogo. Por ejemplo: “Eres involución. Sientes el poder, la lujuria de arrebatar una vida…”, en el monitor se observa la imagen del torero Gonzalo Caballero perfilándose a matar. El argumento de re-evolucionar suena inteligente, se acepta como término que es más que evolucionar. No obstante, el problema es el tono en que lo dice la chica filmada en el monólogo. Además, por supuesto, el que las imágenes son acompañadas por tambores de guerra, cosas como la imagen de una mujer que se traza dos barras en las mejillas, como lo haría un guerrero disponiéndose a la batalla.

Miren ustedes, el daño colateral es que en México se copia todo lo que falte el respeto a los otros, entonces, uno se pone a temblar. El que firma este texto, ya se ve asistiendo a una corrida en la Plaza México y en el camino a la puerta, teniendo que soportar los gritos ofensivos y amenazantes, puños dispuestos a dejar mi boca hecha cisco, miradas de rabia, el aliento y la saliva de los defensores de los animales -y agresores de los derechos de los otros- estrellándose en nuestro rostro, acciones que en la actualidad ya suceden, pero, ahora, serán re-evolucionadas, ¡cuidado!. Eso sí, hay que decirlo, nosotros los aficionados, como hasta hoy, avanzaremos de manera prudente y respetuosa.

No sorprende su discurso, lo que admira, es el velado concepto de la democracia fundamentada en la prepotencia, la amenaza y la intolerancia. Al fin y al cabo, es una urgencia posmoderna intentar acabar con los que piensan diferente. La intención de los del PACMA va más allá de la defensa de los toros, se pasa a una disimulada exhortación a agredir a los que amamos las corridas. Instar a la imposición y a la revolución violenta ¿no creen ustedes que es algo perfectamente involutivo? ¿Dónde está la disrupción? Cada quien sus cubas, digo yo.

Está claro: la consigna es calentar los ánimos al rojo vivo. Que sus adeptos se enardezcan, intolerancia en su máxima expresión. Los del Partido Animalista Contra el Maltrato Animal, PACMA, para ponerlo en corto, estrenaron esta semana un video que, además de presentar los puntos en los que van a poner sus esfuerzos mayores en la contienda electoral española, previenen que irán con todo para hacerlo.

En su estrategia, el PACMA opta por tres líneas rectoras: la defensa de los animales, la protección del medio ambiente y atención al cambio climático, y la justicia social. Primera contradicción, el orden natural es exactamente el inverso. Una vez salvado este punto, la propuesta es aceptable. Sin embargo, la campaña está incompleta, porque la defensa de los animales debe incluir no sólo a los toros, a las piezas de caza y a los animales que nos divierten, sino a todas las criaturas que nos zampamos. Con todo, se percibe que el objetivo principal es la abolición de la tauromaquia. De hecho, hace diecisiete años la institución fue creada como Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal. Ahora, en una carga de caballería, a los aficionados a los toros nos nombran involucionados, o sea, que en el camino de la evolución, nosotros vamos para atrás. El punto crítico es que su publicidad electoral, concluye con una advertencia muy peligrosa: “[…] y contra la involución, no nos conformamos sólo con evolución… ¡empieza la re-evolución!”.

Ante un conjunto de monitores que se van encendiendo, muestran diversas imágenes, mientras tanto, la protagonista recita un monólogo. Por ejemplo: “Eres involución. Sientes el poder, la lujuria de arrebatar una vida…”, en el monitor se observa la imagen del torero Gonzalo Caballero perfilándose a matar. El argumento de re-evolucionar suena inteligente, se acepta como término que es más que evolucionar. No obstante, el problema es el tono en que lo dice la chica filmada en el monólogo. Además, por supuesto, el que las imágenes son acompañadas por tambores de guerra, cosas como la imagen de una mujer que se traza dos barras en las mejillas, como lo haría un guerrero disponiéndose a la batalla.

Miren ustedes, el daño colateral es que en México se copia todo lo que falte el respeto a los otros, entonces, uno se pone a temblar. El que firma este texto, ya se ve asistiendo a una corrida en la Plaza México y en el camino a la puerta, teniendo que soportar los gritos ofensivos y amenazantes, puños dispuestos a dejar mi boca hecha cisco, miradas de rabia, el aliento y la saliva de los defensores de los animales -y agresores de los derechos de los otros- estrellándose en nuestro rostro, acciones que en la actualidad ya suceden, pero, ahora, serán re-evolucionadas, ¡cuidado!. Eso sí, hay que decirlo, nosotros los aficionados, como hasta hoy, avanzaremos de manera prudente y respetuosa.

No sorprende su discurso, lo que admira, es el velado concepto de la democracia fundamentada en la prepotencia, la amenaza y la intolerancia. Al fin y al cabo, es una urgencia posmoderna intentar acabar con los que piensan diferente. La intención de los del PACMA va más allá de la defensa de los toros, se pasa a una disimulada exhortación a agredir a los que amamos las corridas. Instar a la imposición y a la revolución violenta ¿no creen ustedes que es algo perfectamente involutivo? ¿Dónde está la disrupción? Cada quien sus cubas, digo yo.