Tras la posición esgrimida por la Asociación Venezolana de Criadores de Toros de lidia en relación a la importación de ganado de lidia extranjero, especificamente de Colombia, he tenido la oportunidad de escuchar cualquier tipo de opinión, conjeturas, disparates y barbaridades ilógicas de quienes deberían mirarse muy bien en su propio espejo antes de emitir conceptos que dejan mucho que pensar de su actuación en nuestra Fiesta Brava.

 

Mentira no es y para nadie es un secreto que un Empresario Taurino en Venezuela, sea de reconocida trayectoria o iniciándose en estas lides, se dan madre estrellada, se le bajan los ánimos cuando se van a las ganaderías, se enteran del por demás elevado costo de novillos, toros de casta y «hasta aquí lo trajo el río» comenzando el clásico regateo de «cuanto tienes o dispones para ver que te puedes llevar» y ya todos conocen de sobra lo que lo se observa en las Plazas de Toros sean portátiles, primera, segunda, tercera categoría, salvo algunas excepciones.

 

El eterno cuento de nunca acabar circunda por siempre lo organizativo de una novillada, corrida de toros en cualquier Feria y Fiesta Patronal de Venezuela: que el gobierno no da oportunidad de acceder a las divisas para importar vientres y pajuelas, que el alimento y mano de obra sube cada día, que sí el mantenimiento de las dehesas, que sí el flete de transporte, que no tienen toros en la edad y peso para la lidia, etcétera y etcétera, por lo que algunos optan por importar ganadero de lidia «que sí sale más barato, que tiene mayor presencia» y dele más rienda al cuentito.

 

He visto lidiar en Plazas de Toros de Venezuela de todo, buenos y pésimos encierros, novillos apurados a toro, toros mansos, descastados, que no se comparan con lo que otrora tuvimos suerte de observar de ganaderías de lidia del exterior y del país que resulta imposible compararlo con lo que hoy día vemos en detrimento de nuestra Fiesta Brava, duela a quien le duela.

 

El gremio de criadores de toro de lidia tendrá su razón en sus argumentos lógicos en la actual coyuntura economica política del país pero sean realistas, el costo elevado de sus encierros conlleva a que el Empresario nuevo o experimentado, busque la importación y entonces, piden prohibir la importación pero el costo de un encierro de casta venezolano la incentiva porque me van a perdonar, si me equivoco me disculpan pero «corren o se encaraman» o ofrecen una lógica solución o alternativa o «mueren callados».

 

En honor a la verdad, quien o no tenga la razón, este eterno cuento de nunca acabar habrá de tener feliz término cuando con conciencia, sensibilidad, afición y pasión taurina, los ganaderos de lidia y los empresarios taurinos, se sienten frente a frente en buena lid, analicen sin apasionamiento del bolsillo, consideren requerir el apoyo gubernamental sí lo consideran necesario y en sus efectos, sople buen viento en bien del impulso de la Fiesta Brava en toda Venezuela.