Y salimos de la Ciudad de México, en otra maravillosa aventura por degustar de una gran corrida de toros en nuestra casi inagotable geografía taurina. Así, pasamos a un lado de Tlaxcala, Apizaco, Teziutlán, Perote, Banderillas, Xalapa y Coatepec, sí… unas tres horas y medias de camino intenso, en medio del frío y neblina, y ¡por fin llegamos a Xico, Veracruz!, hermosa población de nuestro país, que por cierto, recién ha sido elevada a la categoría de Pueblo Mágico de México, y justo ahí, se llevará a cabo este sábado 10 de diciembre, en punto de las 4 de la tarde, una mágica corrida de toros… claro no tenía que ser más que mágico, todo lo que se haga en Xico.

Una mágica corrida, en donde el arte será el denominador común… el legendario y enigmático Pana, la sensible Lupita López, y Víctor Mora, quien se ha distinguido desde niño por ser un artista, enfrentando un encierro de San Marcos.

Justo cuando saludaba a Víctor Mora, recordé una frase que le puede definir, sin lugar a equivocarme… la grandeza está en la sencillez. Sencillote, auténtico, emotivo, cortés, sereno e inteligente, han sido los atributos con los que ha conducido su vida desde siempre, el joven nacido en Aguascalientes; quien por otra parte, representa para la tauromaquia mexicana, un sólido prospecto que tiene todo para ocupar un lugar preponderante, en la Fiesta taurina mundial.

Platicando sobre sus inquietudes, su participación en el cartel, el deseo ferviente del triunfo, de presentarse en la actual Temporada Grande de la Monumental México, en fin… en medio de todas estas emociones encontradas, de pronto comentó, haciendo así una pausa a su nerviosismo entusiasmado, “¿conoce usted las cataratas de Texolo?”.

No… no las conocía, y se me hizo una interesante invitación, para calmar las emociones contenidas del joven torero, y por otra parte, conocer las maravillas que ofrece Xico, en medio de esa grandeza que Dios le dio.

En el ir y devenir del caminar hacia tan imponente maravilla natural, las ideas del joven Mora, iban sucediéndose de manera tan vertiginosa, buscando solución a sus inquietudes, como si tratara de aplicar e imponer el método socráctico, a lo que era la plática de un par de buenos amigos. Sí, mostrando en definitiva, esa necesidad luminosa de saber algo, mejor dicho, mucho… muchísimo más.

Fue entonces cuando irrumpió y no pudo más que recordar la reflexión que halló en mis escritos, del notable arquitecto, Louis Clark, en donde narré, que tras haber conocido el prestigiado arquitecto, las pirámides egipcias, exclamó:

“¡Hasta una piedra quiere ser algo más!”.

Sin detener ese entusiasmo que posee el espíritu indómito de un artista, y más si está en ciernes, deseoso de encontrar respuesta a todo, y teniendo como imponente escenario el poder que da Dios a la naturaleza, transmitido en esas poderosas cataratas, que dan mayor vida a la vegetación que le circunda, vendría la mención a otra plática que sostuvimos hará razón de cuatro meses, justo en aquel maravilloso festival de Monterrey, cuando nos reiteró con base en la solidez de su arte, la inagotable sensibilidad que posee, y sin más me dijo… “Don Pepe, esa frase, sí esa frase: ¡Cuando un artista crea… es el centro del universo!, tiene mucho”, lo que me causó gratísima sensación, porque entonces, uno no acaba bordando en el vacío, sino que esas experiencias que uno encuentra y transmite con el afán de impulsar a otros, han pasado a formar parte inspiradora y evolutiva del bisoño, para su constante renovación.

Veía con admiración y evidente satisfacción, como en Víctor Mora, se está consolidando no sólo un torero de gran interés, por su afinada técnica, sentido del toreo, y todos los atributos para ser el mejor en su profesión, sino en todo ello, está agigantándose ese argumento que le llevará a ser un auténtico artista, porque está en la permanente búsqueda de las respuestas que le iluminarán su andar por el mágico universo.

Efectivamente joven torero… Cuando un artista crea… ¡es el centro del universo!, y no dudo ni tantito, que tu podrás consumar esta inenarrable y luminosa sentencia con absoluta asiduidad.

Que la luz del entendimiento continúe guiando tu andar por el universo.