El rejoneador D. José Garvi lidió un novillo -con trapío de eral- de la ganadería de D. Manuel Cabrera Puche. Su labor puedo calificarla de grotesca y el presidente nos dejó atónitos al concederle una oreja que nadie pidió.

 

El resto de la corrida lo protagonizaron mano a mano con toros de D. Luis Frías los toreros Tomás Sánchez y Fran Moreno, proclamándose este último como triunfador del festejo al cortar tres orejas.

Tomás Sánchez estuvo frío en su primero y escuchó silencio al término de la faena. Puso la nota emotiva al brindar con un sentido parlamento a su madre el segundo de su lote y su buena voluntad fue premiada con las dos orejas. Estuvo sin sitio y muy mal con la espada ante ambas reses. Fran Moreno destacó por el toreo natural a su primer toro, un ejemplar que apretaba mucho para los adentros y se quedaba a mitad de la suerte. Cerró su primera con manoletinas mirando al tendido y otros alardes de valor, estando por encima del toro. Mató de una estocada casi entera y cortó dos orejas. Con el que cerraba plaza estuvo mejor con el capote y en tercio de banderillas, clavando con pureza y sin exageraciones. En esta ocasión no estuvo bien con la espada y el premio se quedó en una oreja.

 

Cabe destacar la buena entrada –tres cuartos- lo bien presentada que estuvo la corrida de Frías, cómodos de cara pero con mucho cuajo y kilos, nobles y con cierta clase, aunque con dificultades y tendencia a mansear. El último recibió tres varas. También el buen hacer de las cuadrillas, lidiando con tino y banderilleando con pulcritud.

 

Como nota negativa, la penosa actuación del presidente que rigió el festejo haciendo caso omiso del reglamento al retrasar media hora su comienzo sin razón aparente y sin avisar al respetable, que cambió sin  motivo un tercio de banderillas con dos palos, que permitió a los espadas que superasen los quince minutos de faena sin avisarlos y que concedió trofeos sin que los pidiera el público, por sólo citar lo más destacable.